C. K. Williams.
El Canto.
Traducción y prólogo de Jaime Priede.
Bartleby, Madrid, 2008.
El Canto.
Traducción y prólogo de Jaime Priede.
Bartleby, Madrid, 2008.
Bartleby publica en edición bilingüe El Canto (The Singing), con el que C. K. Williams (Nueva Jersey, 1936) obtuvo el Premio Nacional de poesía en EE. UU. en el año 2003. Es el segundo libro de Williams editado en España. Como en el anterior, Reparación, Jaime Priede ha sido el encargado de la traducción y el prólogo.
Además de poeta, C. K. Williams es traductor al inglés de Zagajewski o Francis Ponge. La mirada a lo cotidiano de uno y el interés en el objeto del otro, junto con una evidente influencia del Auden más narrativo, han dejado su huella en la labor poética de Williams.
La iluminación de la realidad desde la crónica de lo trivial o la búsqueda de sentido en los objetos se combina en estos poemas con la reflexión, con una progresiva tendencia a la abstracción. Desde el plano concreto de la anécdota narrativa o la emoción lírica el poema se eleva al nivel meditativo o moral, en un viaje que va habitualmente de lo particular a lo general, de lo individual a lo social, de la intuición al pensamiento.
Dicho de otra manera, los poemas de El Canto se levantan desde el nivel de la observación o la memoria al de la conciencia o la denuncia. La textura del poema va más allá de la mera propuesta estética y se convierte en una respuesta moral a la realidad, que
La iluminación de la realidad desde la crónica de lo trivial o la búsqueda de sentido en los objetos se combina en estos poemas con la reflexión, con una progresiva tendencia a la abstracción. Desde el plano concreto de la anécdota narrativa o la emoción lírica el poema se eleva al nivel meditativo o moral, en un viaje que va habitualmente de lo particular a lo general, de lo individual a lo social, de la intuición al pensamiento.
Dicho de otra manera, los poemas de El Canto se levantan desde el nivel de la observación o la memoria al de la conciencia o la denuncia. La textura del poema va más allá de la mera propuesta estética y se convierte en una respuesta moral a la realidad, que
se ha colocado por sí misma con tal solidez ante mí que hay poca necesidad de misterio... excepto en nosotros, en cómo tomamos el mundo
y lo ensanchamos, más de lo que somos, más incluso de lo que es.
Memoria, experiencia y deseo unen el pasado, el presente y el futuro en unos poemas en los que se cruza el yo con el mundo en ese cauce lírico, narrativo o reflexivo que arranca de la contemplación o del recuerdo:
Pero saberlo no ayuda: la mayor parte
de lo que somos es memoria,
y la anticipación
de recuerdos por llegar.
La disección de sucesos urbanos o íntimos de la primera parte, la rememoración de la oscuridad de una infancia acosada por el miedo:
Cada ausencia de luz será el miedo,cada respiración no perceptible más miedo.
dan paso a la honda elegía emocionada al amigo pintor, de tono intenso y grave:
En gran parte conocerte
fue entender esto, entender
que nuestra redención,
si existe algo así,
reside en la certeza
de que siempre en algún lugar
un pintor mezcla
sus colores, un poeta recita
y un simple oboe
repite disciplinadamente
su lección, una y
otra vez, escalando
y descendiendo con calma
la escalera que él mismo
despliega.
Y así hasta llegar a las consecuencias del 11-S: la guerra, el miedo, el caos, la noche del futuro:
desazón y violencia, hacha, átomo, desesperanza.
Y pese a todo, pese a la muerte del amigo, pese a la injusticia de la guerra, C. K. Williams deja abierta la puerta de la esperanza:
Demasiada basura pero, con todo,ahora, por la mañana, el resplandor celeste
de ese primer zafiro,
¡el resplandor! Los primeros sonidos
al despertar, ¡los sonidos!-
el susurro del viento, incluso
los camiones que resuenan al pasar,
incluso las tontas palomas.
Santos Domínguez