Fernando Iwasaki.
España, aparta de mí estos premios.
Páginas de Espuma. Madrid, 2009.
España, aparta de mí estos premios.
Páginas de Espuma. Madrid, 2009.
Es uno de los títulos más divertidos y provocadores de este comienzo de temporada. Lo ha escrito Fernando Iwasaki y lo publica Páginas de Espuma.
Con una llamativa portada de Fernando Vicente en la que un grupo de ninjas cae sobre un mapa de España tras salir de un toro de Osborne como los aqueos salieron del Caballo de Troya, España, aparta de mí estos premios es un irónico homenaje al Concursante Latinoamericano Desconocido y un preámbulo a las instrucciones para cazar premios "búfalo" en España a través de siete relatos. Esas instrucciones aparecen como epílogo del libro, en el Decálogo del concursante consuetudinario.
El libro lo integran siete relatos homotextuales con variantes para adaptarse a las bases de los concursos locales que convocan la peña sevillista de Coria del Río, la Plataforma de Mujeres Progresistas de Cataluña, el Ayuntamiento de Benaoján o el Museo Vasco de Gastronomía.
Fernando Iwasaki utiliza en esa continua parodia para proyectar su mirada irónica sobre una realidad degradada en reality show y sobre una sociedad reducida a índices de audiencia. Nada mejor que recurrir, como los clásicos desde los Viajes de Gulliver hasta las Cartas marruecas, a una perspectiva tan distante como la de un japonés, un brigadista que ha permanecido oculto desde la guerra civil en la cueva de la Pileta en Benaoján.
La mezcla de telebasura y caverna desde el primer relato -El haiku del brigadista, en el que el japonés le raja la barriga a Pocholo el concursante, intenta decapitar a Dinio y retiene en el fondo de la cueva a Yola y otras tres- marca el tono de otra media docena de relatos que practican la homotextualidad: El kimono azul, para un concurso sobre los defensores del Alcázar de Toledo con un jurado en el que está Aquilino Duque; La geisha cubista, para un certamen convocado por feministas catalanas; El sake del pelotari, para exaltar las tradiciones eibarresas; La katana verdiblanca, que gana el premio convocado por la peña sevillista de Coria del Río; El sushi melancólico – sobre cocina vasca, con un Ahitori Tsurunaga que había aparecido también en el otro relato de ámbito vasco- y Tsunami de Sanlúcar, sobre un grupo de flamenco con El Benji de Cádiz y la Ninja de los Peines.
Es la homotextualidad llevada al límite de la autoparodia, la metamorfosis de un relato breve que se va transformando para ajustarse a las bases inverosímiles de siete premios locales, con siete jurados distintos y dos rasgos comunes: la presencia en todos ellos de Hipólito G. Navarro y las discrepancias y objeciones al fallo.
Pero España, aparta de mí estos premios es también un ejercicio caleidoscópico de estilo en el que conviven la broma y la crítica de la banalización de la literatura en la cultura de masas y en la sociedad del espectáculo a través de la parodia.
Una parodia que está en el título de la obra y de los relatos o en el comienzo del primer texto (Apenas el japonés le rajó la barriga) que recuerda el memorable comienzo de un famoso capítulo de Rayuela. Una parodia divertida y trabajada que hace de este arte de la fuga y las variaciones no sólo un derroche de humor, sino una demostración de la soltura narrativa de Fernando Iwasaki.
Con astutas variantes que responden a las bases de los siete concursos, se repiten personajes como Makino, Makoto o Michiko, Ninja Pastori, hombres o mujeres, béticos o sevillistas, en situaciones menos inverosímiles de lo que pueda parecer a primera vista.
Al fin y al cabo Iwasaki tiene apellido japonés, ganó con otro título paródico (El sentimiento trágico de la Liga) el Premio Fundación del Fútbol Profesional en 1995 y dirige una fundación de flamenco que tiene el patronazgo de la neoyorkina Cristina Heeren.
Santos Domínguez