Nietzsche.
Traducción de Elena Martínez.
Sexto Piso Ilustrado. Madrid, 2012.
Aquella biografía tenía pues algo de guión, de storyboard sobre la vida del filósofo a través de una serie de escenas intensas que abarcaban los momentos más significativos de su existencia entre 1844 y 1900.
En 2010, el ilustrador Maximilien Le Roy convirtió esa biografía de Nietzsche en una espléndida novela gráfica que conecta vida, escritura e imagen para confirmar -como señalaba Onfray- que una vida filosófica es una vida en la cual la teoría y la práctica, el pensamiento y la acción, el verbo y el comportamiento, el discurso y la existencia, los libros y los compromisos no son distintos, sino que están correlacionados, ligados de manera consecuente. En esta configuración, el texto sostiene el gesto y el gesto genera el texto en perpetuo ir y venir.
Articulado como un flashback, Nietzsche enhebra vertiginosamente las sucesivas secuencias cronológicas que marcaron la vida y el pensamiento del filósofo.
Con colores encendidos o fríos, en el tono sepia del recuerdo, en el rojo del pensamiento apasionado o en el morado del hombre atormentado que creó el modelo moral del superhombre entre la lucidez y la locura, se suceden en las páginas de este volumen tiempos y lugares, reflexiones y pesadillas, Schopenhauer y Wagner, Lou Andreas Salomé y Elisabeth Nietzsche, la libertad y la fatalidad, para resumir la evolución intelectual de uno de los padres del pensamiento contemporáneo que sabía que la vida filosófica resumía el talento del pensamiento antiguo y que el cristianismo es una enfermedad mental destructiva que invita a un suicidio lento.
El eterno retorno y Zaratustra, Basilea y Leipzig, Venecia y Niza en un camino que cerró un irreversible acceso de locura en Turín. También en eso Nietzsche fue un profeta, un adelantado de la modernidad.
Ahora acaba de aparecer en español en un espectacular volumen editado por Sexto Piso, traducido por Elena Martínez.