24/3/12

Camba. Playas, ciudades y montañas


Julio Camba.
Playas, ciudades y montañas.
Prólogo de Francisco Fuster.
Reino de Cordelia. Madrid, 2012.

Para conmemorar el cincuentenario de la muerte de Julio Camba, uno de los mejores prosistas de la primera mitad del siglo XX, Reino de Cordelia recupera Playas, ciudades y montañas, un libro de juventud que apareció en 1916 y recoge artículos de 1907 y 1908 sobre las experiencias de Camba en tres escenarios muy distintos –Galicia, Francia y Suiza.

Recorridos por la misma mirada personal del autor y por una prosa que une la agilidad y la precisión del periodismo a una alta calidad estilística, los textos de Playas, ciudades y montañas muestran a un Camba que está entrando en la madurez literaria y que se revela ya dueño de un mundo propio en el que caben la seriedad y el humor, el campo y la ciudad, el pasado y el presente, la provocación y la crítica, la reflexión y el ingenio.

Playas, ciudades y montañas, que no se publicaba en un volumen exento desde 1934, refleja ya de manera completa el universo de aquel coleccionista de viajes que fue Camba, de aquel articulista profesional en la prensa diaria obligado a la urgencia y a la síntesis, lo que le daba oficio y sustento, pero limitaba la extensión de su escritura –una superficie literaria de 150 centímetros cuadrados- y su capacidad para disfrutar del mundo:

El articulista –había escrito Camba- no puede gozar de nada, porque todo, en su organismo, se vuelve literatura, así como esos enfermos que no gozan de ninguna comida porque todas ellas se les convierten en azúcar. Esos enfermos son fábricas de azúcar, y nosotros somos fábricas de artículos.

Está en estos textos, escritos antes de la Primera Guerra Mundial, el mejor Camba, el que funde en la calidad de su prosa irónica y novecentista la neurastenia y la literatura, el bucolismo y el agua bicarbonatada, Constantinopla y la provincia de Pontevedra, Virgilio y las carreteras, la lírica cabeza del mirlo con la libertad de pensamiento y el arte de tirar bolitas de pan con la diligencia de Cambados.

Desde la isla de Arosa hasta Ginebra pasando por Compostela o el Barrio Latino de París, un Camba agudo y humorístico, irónico y cáustico mira la realidad con distancia crítica y emocional, con una perspectiva semejante a la que quería aquel Don Estrafalario de su paisano Valle-Inclán.

Una perspectiva que es la del extranjero extrañado, no la del turista, una de las bestias negras de Camba:

El inglés es turista por naturaleza. Yo he conocido en París ingleses que llevaban allí doce años y que seguían de turistas, hablando inglés, llamando la atención y haciendo el primo como si acabaran de llegar.

Un escritor todoterreno titula Francisco Fuster el prólogo que introduce esta cuidada reedición de Playas, ciudades y montañas, un escritor todoterreno -concluye el prologuista- que supo dominar como nadie el difícil arte de la brevedad, conciliando mar y montaña de la única forma que podía hacerse: en el espacio justo de una cuartilla.

Santos Domínguez