Aníbal Núñez.
La luz en las palabras.
Edición de Vicente Vives Pérez.
Cátedra. Letras Hispánicas. Madrid, 2009.
La luz en las palabras.
Edición de Vicente Vives Pérez.
Cátedra. Letras Hispánicas. Madrid, 2009.
Cátedra Letras Hispánicas reúne en La luz en las palabras una muestra amplia y significativa de la poesía de Aníbal Núñez (Salamanca, 1944-1987). La generosa selección de textos realizada por Vicente Vives -autor de un amplio estudio introductorio que fija sus rasgos formales, sus claves temáticas y evolutivas y aborda la recepción crítica de su obra, entre la insuficiencia y la reivindicación- propone un recorrido por veinte años de escritura entre los 29 poemas que publicó en 1967 y Cristal de Lorena, que apareció el mismo año de la muerte del poeta.
Entre esos dos libros, doce títulos más –varios de ellos inéditos en vida de Aníbal Núñez- que se han venido publicando desde entonces y se reunieron en los dos tomos de Obra poética hace ya casi quince años, marcan una trayectoria que atraviesa tres etapas.
La poesía crítica de los primeros libros, caracterizados por su combatividad política, con títulos como Fábulas domésticas, es la que más ha sufrido los estragos del tiempo, quizá porque desde el momento de su escritura había algo de anacrónico o de excesivamente circunstancial en aquellos textos.
La crisis del realismo social que da lugar a la posmodernidad es la que incorpora a Aníbal Núñez a un contexto más amplio en el que surgen sus respuestas más personales y su exploración estética como base de un espacio moral Porque aunque la poesía de Aníbal Núñez tiene una justificada fama de independiente, comparte con sus coetáneos novísimos y con los poetas mayores como Caballero Bonald, Gil de Biedma o Valente esa conciencia de la crisis de la modernidad y la práctica de la ironía como respuesta.
Lo que la diferencia parcialmente de otras poéticas es la alternativa estética, de la que surge una etapa de transición: una indagación metapoética en la que Aníbal Núñez reflexiona sobre sus propios límites y los de las palabras, sobre La inutilidad del poeta didáctico, como tituló uno de los poemas de Definición de savia.
Expresión de las limitaciones que afectaban a la capacidad de la poesía no ya para transformar la realidad, sino incluso para expresarla, la poética posmoderna de Aníbal Núñez se desarrolla en unos cuantos libros de esta segunda etapa en la que la función social ha sido desplazada por la exploración del lenguaje. Es lo que anuncia el fundamental Definición de savia y confirman títulos como Taller del hechicero o Cuarzo, cercanos en su contención y en su logocentrismo hermético a la poética del silencio, o el oscuro y laberíntico Alzado de la ruina, que presagia la tercera etapa de su poesía.
Refractaria a la confesionalidad, la poesía de Aníbal Núñez tiene uno de sus ejes en la desolación ante el paso del tiempo y su secuela de ruinas. Lo ejemplifican textos memorables como este Síntomas de vejez, de Taller del hechicero:
Ya el poeta no hace como antes
boceto de sus lágrimas
ni refunde su canto hasta el poema
Ahora directamente como el liquen
sobre la piedra inerme
dispone las palabras a sabiendas
de que el tiempo ha dispuesto el cañamazo
de lo que va a escribir para el olvido.
Pintor además de poeta, Figura en un paisaje –uno de sus mejores libros- prefigura la mirada poética en la que acabará culminando años después la obra de Aníbal Núñez: una fase de poesía contemplativa en la que la síntesis de palabra y pintura es fuente de conocimiento y base de la elaboración verbal de la realidad. Esa poesía, más discursiva y de más aliento rítmico, es la de Clave de los tres reinos, la de Primavera soluble, la de Cristal de Lorena.
Distanciada e irónica, exigente y autocrítica, plástica y meditativa, la voz de Aníbal Núñez crea una de las obras poéticas más secretas en su recorrido y más singulares en sus propuestas del último cuarto del siglo XX. Y en esta amplia antología tiene el lector una privilegiada manera de acercarse a ella.
Entre esos dos libros, doce títulos más –varios de ellos inéditos en vida de Aníbal Núñez- que se han venido publicando desde entonces y se reunieron en los dos tomos de Obra poética hace ya casi quince años, marcan una trayectoria que atraviesa tres etapas.
La poesía crítica de los primeros libros, caracterizados por su combatividad política, con títulos como Fábulas domésticas, es la que más ha sufrido los estragos del tiempo, quizá porque desde el momento de su escritura había algo de anacrónico o de excesivamente circunstancial en aquellos textos.
La crisis del realismo social que da lugar a la posmodernidad es la que incorpora a Aníbal Núñez a un contexto más amplio en el que surgen sus respuestas más personales y su exploración estética como base de un espacio moral Porque aunque la poesía de Aníbal Núñez tiene una justificada fama de independiente, comparte con sus coetáneos novísimos y con los poetas mayores como Caballero Bonald, Gil de Biedma o Valente esa conciencia de la crisis de la modernidad y la práctica de la ironía como respuesta.
Lo que la diferencia parcialmente de otras poéticas es la alternativa estética, de la que surge una etapa de transición: una indagación metapoética en la que Aníbal Núñez reflexiona sobre sus propios límites y los de las palabras, sobre La inutilidad del poeta didáctico, como tituló uno de los poemas de Definición de savia.
Expresión de las limitaciones que afectaban a la capacidad de la poesía no ya para transformar la realidad, sino incluso para expresarla, la poética posmoderna de Aníbal Núñez se desarrolla en unos cuantos libros de esta segunda etapa en la que la función social ha sido desplazada por la exploración del lenguaje. Es lo que anuncia el fundamental Definición de savia y confirman títulos como Taller del hechicero o Cuarzo, cercanos en su contención y en su logocentrismo hermético a la poética del silencio, o el oscuro y laberíntico Alzado de la ruina, que presagia la tercera etapa de su poesía.
Refractaria a la confesionalidad, la poesía de Aníbal Núñez tiene uno de sus ejes en la desolación ante el paso del tiempo y su secuela de ruinas. Lo ejemplifican textos memorables como este Síntomas de vejez, de Taller del hechicero:
Ya el poeta no hace como antes
boceto de sus lágrimas
ni refunde su canto hasta el poema
Ahora directamente como el liquen
sobre la piedra inerme
dispone las palabras a sabiendas
de que el tiempo ha dispuesto el cañamazo
de lo que va a escribir para el olvido.
Pintor además de poeta, Figura en un paisaje –uno de sus mejores libros- prefigura la mirada poética en la que acabará culminando años después la obra de Aníbal Núñez: una fase de poesía contemplativa en la que la síntesis de palabra y pintura es fuente de conocimiento y base de la elaboración verbal de la realidad. Esa poesía, más discursiva y de más aliento rítmico, es la de Clave de los tres reinos, la de Primavera soluble, la de Cristal de Lorena.
Distanciada e irónica, exigente y autocrítica, plástica y meditativa, la voz de Aníbal Núñez crea una de las obras poéticas más secretas en su recorrido y más singulares en sus propuestas del último cuarto del siglo XX. Y en esta amplia antología tiene el lector una privilegiada manera de acercarse a ella.
Santos Domínguez