8/10/07

La abadesa de Castro


Stendhal.
La abadesa de Castro. Una crónica italiana.
Traducción de Olalla García.
Introducción de Pablo d’Ors.
Impedimenta. Madrid, 2007.



1839 fue seguramente el año más brillante de Stendhal. Publicó su mejor novela, La cartuja de Parma, que había escrito en 52 días del otoño anterior. De ese mismo año es La abadesa de Castro, la primera de las Crónicas italianas, que publica Impedimenta en una cuidada edición con prólogo de Pablo d’Ors y una nueva traducción de Olalla García.

Una inmejorable elección que sirve de carta de presentación para esta nueva editorial que apuesta por la literatura de calidad y un cuidado exquisito en el diseño tipográfico o la elección de los motivos de portada.

La abadesa de Castro es una intensa novela corta, pero no una obra menor. En ella se resumen las virtudes narrativas de Stendhal, su talento y su universo temático: Italia, el amor o el alma femenina a través de un realismo subjetivo y romántico.

Una historia de amores imprudentes, como titula Pablo d’Ors su introducción, en la que Stendhal toma como punto de partida el artificio de un manuscrito encontrado para elaborar una narración que revitaliza el universo novelístico del Decamerón con un episodio de amores imposibles y trágicos: los de la joven noble Elena de Campireali y Giulio Branciforte, un muchacho pobre empujado al bandidaje por la tiranía de los poderosos.

La nota inicial de Olalla García, que ha hecho un traducción espléndida, resume con palabras certeras y una precisión que hubiera agradado al propio Stendhal el mundo narrativo y sentimental de esta nouvelle que es una clase práctica de la mejor literatura.

No hacen falta excusas para releer a Stendhal, a veces es suficiente con que un editor con tan buen gusto como Enrique Redel haga una propuesta tan agradable como esta para caer otra vez en el síndrome de Stendhal.

Santos Domínguez