Eduardo Zúñiga.
Largo noviembre de Madrid.
La tierra será un paraíso. Capital de la gloria.
Edición de Israel Prados.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2007.
Largo noviembre de Madrid.
La tierra será un paraíso. Capital de la gloria.
Edición de Israel Prados.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2007.
Cátedra Letras Hispánicas reúne en un volumen preparado por Israel Prados la trilogía narrativa de Eduardo Zúñiga sobre el Madrid de la guerra civil y la posguerra: Largo noviembre de Madrid (1980), La tierra será un paraíso (1989) y Capital de la gloria (2003) son los títulos de esas tres colecciones de relatos cortos que pueden leerse como cuentos aislados o como si fueran las piezas de un mosaico que les da un sentido en el conjunto, casi como si fueran capítulos de una novela.
Con un fondo de realidad autobiográfica de quien vivió aquel Madrid asediado durante novecientos días, lo que hay en estos tres libros es un ejercicio sostenido de reivindicación de la memoria. Porque recordar y mantener esa llama del recuerdo es la condición imprescindible para preservar la dignidad que es también un patrimonio, doloroso pero irrenunciable, del derrotado.
De manera que estos cuentos, además de una considerable altura literaria, tienen mucho de testimonio moral, porque en Zúñiga, como en pocos escritores españoles contemporáneos, ética y estética son sinónimos.
- Pasarán unos años y olvidaremos todo, es la primera frase del primer cuento (Noviembre, la madre, 1936) de Largo noviembre de Madrid.
Si humanamente esa actitud se justifica en una elemental razón de superviviencia, el escritor tiene la obligación moral de luchar contra el olvido o el encubrimiento.
Por eso, en la última frase del último cuento de Capital de la gloria, una madre le dice a su hijo tras un bombardeo:
-Esto es la guerra, hijo, para que no lo olvides.
La reunión, por primera vez, en un solo volumen de estos treinta y tres relatos que constituyen las tres obras de este ciclo narrativo sobre la vida en el Madrid de la guerra y la posguerra permite valorar en su justa medida el sentido unitario de estos tres libros, su unidad estilística y su valor moral y literario.
La intrahistoria de la ciudad asediada en Largo invierno de Madrid, las vidas clandestinas de La tierra será un paraíso o el deterioro físico y moral de los personajes de Capital de la gloria tras el largo asedio están enfocados con una técnica mixta que se mueve siempre entre la elaboración simbólica y el realismo crítico y da lugar a cuentos magistrales como Rosa de Madrid.
Luis Mateo Díez reivindicaba la importancia de Juan Eduardo Zúñiga en una reseña que publicó en 2003, cuando apareció Capital de la gloria. Escribía allí estas palabras, justas y reivindicativas:
Los autores secretos pueden resignarse con su destino, pero los lectores cabales tenemos la obligación de no permitírselo.
La incorporación de estas tres obras al catálogo de Letras Hispánicas, precedidas de un extenso prólogo en el que Israel Prados analiza las claves temáticas y estilísticas de esta trilogía, no sólo le rescata de ese injusto lugar de olvido, de su condición subterránea, sino que le pone a la altura que su obra merece.
Con un fondo de realidad autobiográfica de quien vivió aquel Madrid asediado durante novecientos días, lo que hay en estos tres libros es un ejercicio sostenido de reivindicación de la memoria. Porque recordar y mantener esa llama del recuerdo es la condición imprescindible para preservar la dignidad que es también un patrimonio, doloroso pero irrenunciable, del derrotado.
De manera que estos cuentos, además de una considerable altura literaria, tienen mucho de testimonio moral, porque en Zúñiga, como en pocos escritores españoles contemporáneos, ética y estética son sinónimos.
- Pasarán unos años y olvidaremos todo, es la primera frase del primer cuento (Noviembre, la madre, 1936) de Largo noviembre de Madrid.
Si humanamente esa actitud se justifica en una elemental razón de superviviencia, el escritor tiene la obligación moral de luchar contra el olvido o el encubrimiento.
Por eso, en la última frase del último cuento de Capital de la gloria, una madre le dice a su hijo tras un bombardeo:
-Esto es la guerra, hijo, para que no lo olvides.
La reunión, por primera vez, en un solo volumen de estos treinta y tres relatos que constituyen las tres obras de este ciclo narrativo sobre la vida en el Madrid de la guerra y la posguerra permite valorar en su justa medida el sentido unitario de estos tres libros, su unidad estilística y su valor moral y literario.
La intrahistoria de la ciudad asediada en Largo invierno de Madrid, las vidas clandestinas de La tierra será un paraíso o el deterioro físico y moral de los personajes de Capital de la gloria tras el largo asedio están enfocados con una técnica mixta que se mueve siempre entre la elaboración simbólica y el realismo crítico y da lugar a cuentos magistrales como Rosa de Madrid.
Luis Mateo Díez reivindicaba la importancia de Juan Eduardo Zúñiga en una reseña que publicó en 2003, cuando apareció Capital de la gloria. Escribía allí estas palabras, justas y reivindicativas:
Los autores secretos pueden resignarse con su destino, pero los lectores cabales tenemos la obligación de no permitírselo.
La incorporación de estas tres obras al catálogo de Letras Hispánicas, precedidas de un extenso prólogo en el que Israel Prados analiza las claves temáticas y estilísticas de esta trilogía, no sólo le rescata de ese injusto lugar de olvido, de su condición subterránea, sino que le pone a la altura que su obra merece.
Santos Domínguez