Fernando Ortiz.
Lírica andaluza contemporánea.
(y dos prosistas singulares)
Almuzara. Córdoba, 2007.
En su serie Clásicos andaluces de la literatura, Almuzara publica veinte artículos en los que el poeta Fernando Ortiz pasa revista a la Lírica andaluza contemporánea.
En Fernando Ortiz, hombre de Letras, el texto de Alberto García Ulecia que se ha utilizado como prólogo de esta reunión de artículos, destacaba su autor la intensa dedicación de Fernando Ortiz a la Literatura con mayúsculas, su eficiencia lectora y su generosidad con la obra ajena.
Generosidad que asume riesgos parecidos a los que debe asumir el poeta que es también Fernando Ortiz. En el mejor sentido de la expresión, crítica visceral, que es algo que habría que pedir siempre a los críticos, sobre todo a los de poesía. Una crítica que debe estar elaborada siempre con cierta dosis de exceso, de pasión desmedida y contagiosa.
Una pasión de lector que transcurre entre la Triana de Lista, maestro de Bécquer y preludio de la modernidad, y la Alameda de Hércules del autor de las Rimas; entre una Andalucía que mira al mar y otra que se ensimisma; en la encrucijada del neopopularismo y el cultismo herreriano o gongorino que marcan la evolución y el signo de la lírica andaluza contemporánea.
Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, los poetas andaluces del 27, los poetas del grupo Cántico, son algunos de los ejemplos más notables de esa coexistencia que es también la del campo y la ciudad: la de Moguer y El Puerto con Córdoba, Sevilla o Granada, hasta su decantación definitiva en una poesía urbana en los últimos años del XX.
Con ese entramado, Fernando Ortiz completa un panorama de conjunto en el que integra lo particular en lo general y sigue el hilo, muchas veces de agua subterránea, que une y fecunda las distintas voces poéticas de la Andalucía contemporánea.
Son estos los textos críticos, no de profesor de literatura sino del trabajador gustoso de la poesía que es su autor. Un reflejo de la experiencia lectora y la sabia sensibilidad de Fernando Ortiz, que traza en este libro, también, una autobiografía espiritual, las raíces de su mundo literario.
La sombra amiga de Bécquer, la silueta de Manuel Machado, garbosa como su poesía, y la de su hermano Antonio, íntegro y desvalido. Una introducción brevísima a Juan Ramón Jiménez y su conciencia poética, un análisis de la desventura y la verdad en la imagen de un Fernando Villalón desclasado.
A propósito de Lorca escribe Fernando Ortiz El mito y el poeta, tan agudo como su imprescindible Luis Cernuda: del mito a la elegía, que fue antes introducción a su espléndida edición de Música cautiva.
Un retrato olímpico de Alberti, un recorrido por la obra de Romero Murube, una honda lectura del grupo Cántico y de Pablo García Baena, sobre el que Fernando Ortiz ha escrito párrafos inolvidables, el adiós conciso y emocionado al altísimo poeta que fue Vicente Núñez, una introducción a la poesía de Alberto García Ulecia, del que se rescata un texto como prólogo de este volumen, que se completa con un perfil de Jacobo Cortines, un análisis de la poesía de Javier Salvago y una aproximación breve a la poesía de Emilio Barón.
Gerald Brenan, un hispanista en formol, y Tamarón son los dos prosistas singulares que incluye este libro, oportuno y brillante.
En Fernando Ortiz, hombre de Letras, el texto de Alberto García Ulecia que se ha utilizado como prólogo de esta reunión de artículos, destacaba su autor la intensa dedicación de Fernando Ortiz a la Literatura con mayúsculas, su eficiencia lectora y su generosidad con la obra ajena.
Generosidad que asume riesgos parecidos a los que debe asumir el poeta que es también Fernando Ortiz. En el mejor sentido de la expresión, crítica visceral, que es algo que habría que pedir siempre a los críticos, sobre todo a los de poesía. Una crítica que debe estar elaborada siempre con cierta dosis de exceso, de pasión desmedida y contagiosa.
Una pasión de lector que transcurre entre la Triana de Lista, maestro de Bécquer y preludio de la modernidad, y la Alameda de Hércules del autor de las Rimas; entre una Andalucía que mira al mar y otra que se ensimisma; en la encrucijada del neopopularismo y el cultismo herreriano o gongorino que marcan la evolución y el signo de la lírica andaluza contemporánea.
Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, los poetas andaluces del 27, los poetas del grupo Cántico, son algunos de los ejemplos más notables de esa coexistencia que es también la del campo y la ciudad: la de Moguer y El Puerto con Córdoba, Sevilla o Granada, hasta su decantación definitiva en una poesía urbana en los últimos años del XX.
Con ese entramado, Fernando Ortiz completa un panorama de conjunto en el que integra lo particular en lo general y sigue el hilo, muchas veces de agua subterránea, que une y fecunda las distintas voces poéticas de la Andalucía contemporánea.
Son estos los textos críticos, no de profesor de literatura sino del trabajador gustoso de la poesía que es su autor. Un reflejo de la experiencia lectora y la sabia sensibilidad de Fernando Ortiz, que traza en este libro, también, una autobiografía espiritual, las raíces de su mundo literario.
La sombra amiga de Bécquer, la silueta de Manuel Machado, garbosa como su poesía, y la de su hermano Antonio, íntegro y desvalido. Una introducción brevísima a Juan Ramón Jiménez y su conciencia poética, un análisis de la desventura y la verdad en la imagen de un Fernando Villalón desclasado.
A propósito de Lorca escribe Fernando Ortiz El mito y el poeta, tan agudo como su imprescindible Luis Cernuda: del mito a la elegía, que fue antes introducción a su espléndida edición de Música cautiva.
Un retrato olímpico de Alberti, un recorrido por la obra de Romero Murube, una honda lectura del grupo Cántico y de Pablo García Baena, sobre el que Fernando Ortiz ha escrito párrafos inolvidables, el adiós conciso y emocionado al altísimo poeta que fue Vicente Núñez, una introducción a la poesía de Alberto García Ulecia, del que se rescata un texto como prólogo de este volumen, que se completa con un perfil de Jacobo Cortines, un análisis de la poesía de Javier Salvago y una aproximación breve a la poesía de Emilio Barón.
Gerald Brenan, un hispanista en formol, y Tamarón son los dos prosistas singulares que incluye este libro, oportuno y brillante.
Santos Domínguez