18/2/08

Cortejo de sombras


Julián Ríos.
Cortejo de sombras.
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
Barcelona, 2007.


Cuarenta años después de escribir esta su primera novela, Cortejo de sombras, Julián Ríos se ha decidido a publicarla, para suerte de los lectores, en la colección Narrativa, de Galaxia Gutenberg /Círculo de Lectores.

Escrita entre 1966 y 1968, como recuerda Julián Ríos en Tamoga revisitada, el texto que prologa esta edición, Cortejo de sombras es una espléndida novela, habitada por personajes inolvidables y escrita con una prosa de altísima calidad, que envuelve desde el primer párrafo al lector y le atrapa con la fuerza de su voz narrativa y el interés de su mundo novelístico. Una calidad que no se convierte aquí en un factor antinarrativo, porque esa prosa es casi invisible y su eficacia callada no perturba la fluidez de la narración, sino que la hace funcionar con la precisión de un mecanismo.

Cortejo de sombras es una recreación pasmosa de Galicia transformada en el territorio imaginario de Tamoga, un pueblo de frontera, con puerto y tres cines, un espacio que podría ser el de Los gozos y las sombras contemplado por Onetti o evocado por Rulfo.

Organizada en nueve capítulos que pueden leerse de forma autónoma como relatos independientes o como piezas de una novela coral, dos de ellos se publicaron como cuentos después de ganar el Gabriel Miró y el Hucha de Plata.

Desde el primer capítulo, la historia de un suicida en ciernes que llega a Tamoga para matarse, se suceden historias como la de la viuda Dª Sacramento, un personaje que parece venir de un cuento de Faulkner para arder en el fuego de una mesa camilla, como Palonzo, un anormal inocente de salvaje brutalidad.

La guerra civil, con sus madrugadas de paseos y fusilamientos sumarísimos, es el telón de fondo de Cacería en julio, que tiene su inesperada continuación cuando treinta años después, en otro relato, un hombre va a buscar al médico en una noche de llovizna movido por una antigua y oscura necesidad de venganza.

La intrusa que rompe la monotonía de la vida de dos hermanos solterones, el moribundo que sale fuera de su cuerpo y fuera del tiempo durante tres minutos de paro cardiaco, el farmacéutico que venga la humillación de una doble traición familiar o el emigrante que regresa al pueblo para encontrarse en una curva con la muerte...

Son algunas de las presencias de este recuento de muertes, de distintas historias unidas por sus finales convergentes, por espacios, personajes y tiempos compartidos, conectados por su situación en esa antesala de la muerte que se llama Tamoga, el centro de una novela que se encomienda a esta cita del Libro de Job:

Nosotros somos de ayer y no sabemos nada, porque son una sombra nuestros días sobre la tierra.

Si no hubiera permanecido inédita hasta hoy, si se hubiera publicado en 1969 por ejemplo, Cortejo de sombras hubiera obligado a escribir de otra manera la historia de la novela española contemporánea.

Julián Ríos, un escritor subversivo y deslumbrante como pocos, es en Cortejo de sombras más lo segundo que lo primero. En sus posteriores Larva, Poundemonium o Monstruario, que se publicarán en esta misma colección, combinará subversión y deslumbramiento y exigirá al lector - y al crítico- un esfuerzo mucho mayor que en esta novela de Tamoga.


Santos Domínguez