Claudio Rodríguez.
Poemas laterales.
Edición de Luis García Jambrina.
Fundación César Manrique. Madrid, 2006.
Poemas laterales.
Edición de Luis García Jambrina.
Fundación César Manrique. Madrid, 2006.
Todo sigue cayendo
para hacer la mañana.
para hacer la mañana.
Con esos dos versos termina uno de los textos de Claudio Rodríguez que se recogen en el volumen Poemas laterales, preparado y prologado por Luis García Jambrina, uno de los mejores conocedores de la obra del poeta zamorano.
Lo publica la Fundación César Manrique, que dirige el poeta Fernando Gómez Aguilera, en la bellísima colección de poesía Péñola Blanca, diseñada por Alberto Corazón, y es un magnífico libro tanto por el contenido poético como por la calidad de su continente.
Se reúnen en él una serie de poemas no recogidos en libro hasta ahora, algunos publicados en revistas o catálogos de exposiciones y otros inéditos.
Bajo el título Poemas laterales, Claudio Rodríguez había ido reuniendo en una carpeta aquellos poemas no dedicados a formar parte de su obra central, de alguno de sus cinco libros, de Don de la ebriedad a Casi una leyenda.
Según explica Luis García Jambrina en el prólogo, Claudio Rodríguez tenía el proyecto de recoger y editar algún día bajo ese título, como algo lateral a su trayectoria poética, estos poemas que son homenajes a poetas, o poemas sobre pintura o escultura escritos en su mayor parte entre 1976 y 1988, años que coinciden con la gestación de Casi una leyenda.
En la misma carpeta guardó el autor tres poemas que en un principio iban a ser incluidos en Don de la ebriedad, Conjuros y Alianza y condena, y que descartó por diversas razones.
Después de muchos años en los que estuvieron extraviados, Claudio Rodríguez recuperó sus primeros poemas, anteriores a la publicación Don de la ebriedad, que constituyen su prehistoria poética.
Todo ese material disperso lo ha organizado Luis García Jambrina en cuatro apartados:
- Homenajes, a Vicente Aleixandre -cuyos consejos fueron tan decisivos en los primeros libros de Claudio Rodríguez-, a Machado, Blas de Otero, Antoñete y Ángel González.
- Sobre pintura y escultura, con poemas como el excelente Cosecha de la materia, que contiene todas las claves del mundo poético claudiano. Poemas en los que se encauza con facilidad una poesía tan visual como la suya, tan entroncada en la materia y la revelación de la mirada, en la luz y la palabra.
- Los tres Poemas excluidos que el autor desechó al preparar la edición de los tres libros que mencionábamos más arriba, y que pese a todo son tres buenos poemas.
- Los Primeros poemas, ocho textos anteriores a Don de la ebriedad, que aportan muchas claves sobre la gestación del mundo poético de Claudio Rodríguez.
Lo publica la Fundación César Manrique, que dirige el poeta Fernando Gómez Aguilera, en la bellísima colección de poesía Péñola Blanca, diseñada por Alberto Corazón, y es un magnífico libro tanto por el contenido poético como por la calidad de su continente.
Se reúnen en él una serie de poemas no recogidos en libro hasta ahora, algunos publicados en revistas o catálogos de exposiciones y otros inéditos.
Bajo el título Poemas laterales, Claudio Rodríguez había ido reuniendo en una carpeta aquellos poemas no dedicados a formar parte de su obra central, de alguno de sus cinco libros, de Don de la ebriedad a Casi una leyenda.
Según explica Luis García Jambrina en el prólogo, Claudio Rodríguez tenía el proyecto de recoger y editar algún día bajo ese título, como algo lateral a su trayectoria poética, estos poemas que son homenajes a poetas, o poemas sobre pintura o escultura escritos en su mayor parte entre 1976 y 1988, años que coinciden con la gestación de Casi una leyenda.
En la misma carpeta guardó el autor tres poemas que en un principio iban a ser incluidos en Don de la ebriedad, Conjuros y Alianza y condena, y que descartó por diversas razones.
Después de muchos años en los que estuvieron extraviados, Claudio Rodríguez recuperó sus primeros poemas, anteriores a la publicación Don de la ebriedad, que constituyen su prehistoria poética.
Todo ese material disperso lo ha organizado Luis García Jambrina en cuatro apartados:
- Homenajes, a Vicente Aleixandre -cuyos consejos fueron tan decisivos en los primeros libros de Claudio Rodríguez-, a Machado, Blas de Otero, Antoñete y Ángel González.
- Sobre pintura y escultura, con poemas como el excelente Cosecha de la materia, que contiene todas las claves del mundo poético claudiano. Poemas en los que se encauza con facilidad una poesía tan visual como la suya, tan entroncada en la materia y la revelación de la mirada, en la luz y la palabra.
- Los tres Poemas excluidos que el autor desechó al preparar la edición de los tres libros que mencionábamos más arriba, y que pese a todo son tres buenos poemas.
- Los Primeros poemas, ocho textos anteriores a Don de la ebriedad, que aportan muchas claves sobre la gestación del mundo poético de Claudio Rodríguez.
Acometer la publicación de aquello que un autor no publicó en vida es siempre un riesgo que puede perjudicar más la imagen de quien los descartó que la de quien se decide a recuperarlos. Hay casos bien recientes. Pero este es un caso especial, porque parece responder a un proyecto de Claudio Rodríguez, que había publicado estos poemas en su mayoría en catálogos y revistas de poca circulación. Pero es que además, y sobre todo, estos textos no desmerecen del conjunto de la obra del poeta y muchos forman parte de su época más madura.
No son, es verdad, poemas centrales, no forman parte del canon poético de Claudio Rodríguez, recogido en la Poesía completa (1953- 1991) que editó Tusquets hace unos años, pero desde su lateralidad redondean la obra de un poeta que publicó poco.
Seguramente no aportan nada nuevo al corpus poético claudiano, pero ni desentonan ni le quitan nada ni lo ensucian. Al contrario, los lectores de Claudio Rodríguez, que son muchos y por lo que veo cada vez más jóvenes, disfrutarán el pequeño y gran tesoro de esta espléndida edición de sus Poemas laterales, en los que
No son, es verdad, poemas centrales, no forman parte del canon poético de Claudio Rodríguez, recogido en la Poesía completa (1953- 1991) que editó Tusquets hace unos años, pero desde su lateralidad redondean la obra de un poeta que publicó poco.
Seguramente no aportan nada nuevo al corpus poético claudiano, pero ni desentonan ni le quitan nada ni lo ensucian. Al contrario, los lectores de Claudio Rodríguez, que son muchos y por lo que veo cada vez más jóvenes, disfrutarán el pequeño y gran tesoro de esta espléndida edición de sus Poemas laterales, en los que
La materia está ahí, siempre esperando...
Santos Domínguez