3/5/19

Mario Campaña. Poesía reunida


Mario Campaña.
Poesía reunida
1988-2018.
Editorial Festina Lente. Quito, 2018.

EN EL PRÓXIMO MUNDO

En el próximo mundo podremos más. 
También ahora podemos más,
Pero las huellas del desastre 
Y la falta de sueño
Nos impiden creer que podemos más.

En el próximo mundo no será tarde
Para poder más. Nunca será tarde
En el otro mundo. 
Y por eso podremos más.

Cuando hagamos otro mundo 
Las piezas que hoy no encajan 
Encajarán sin falta.

Música y mundo, por ejemplo, 
Irreconciliables ahora,
Volverán a armonizarse. 

Tendrá derecho a existir el delirante.
El que cree y el que no cree.
El que vive de la esperanza 
Y quien se despoja de toda ilusión 
Para seguir vivo al día siguiente.

En el próximo mundo lo viejo será joven y lo joven 
Primero existirá en su pura belleza,
Luego madurará y será aún más joven.

Sólo el vencedor se quedará sin sitio
En las galerías de nuestro próximo mundo.
Sólo la reina de la fiesta se quedará sin bailar.
Y sólo el que duerme, sin soñar.
Pero a la casa del próximo mundo 
Entraremos todos. 

Porque en el próximo mundo los puentes 
Serán más largos y no unirán sólo orillas
Sino islas que flotan en nosotros,
Y más allá de nosotros. 

Ni la fuerza ni la astucia 
(Del escorpión que esconde su ponzoña) 
Tendrán espacio allí:
Todos mostraremos nuestros males, cada uno
Sabrá en dónde está cada veneno 
Y conocerá el antídoto.
El próximo mundo estará lejos de éste,
Y hasta allí llegaremos vagueando,
Girando y girando sobre nuestras cabezas,
Porque el próximo mundo cambiará siempre de lugar:
Ni el amigo ni el enemigo serán nunca estables.

En ese tiempo nuestro pobre mundo
Ya habrá aprendido a vivir con la penumbra.
No nos engañará la luz, artificiosa, 
Como a los peces,
Cazados por lamparillas que ocultan 
La sabiduría de la noche.

De ese poema que lo cerraba tomaba su título En el próximo mundo, uno de los cinco libros de Mario Campaña (Ecuador, 1959) que se recogen en su Poesía reunida (1988-2018), publicada por la editorial ecuatoriana Festina Lente. 

A propósito de la obra de Mario Campaña, desde los Cuadernos de Godric (1984-1988) hasta el reciente Pájaro de nunca volver (2013-2018), pasando por Días largos (1992-1994), Aires de Ellicott City (2000-2005) y el ya mencionado En el próximo mundo (2007-2010), habría que hablar de ciclos poemáticos más que de libros propiamente dichos, que en todo caso configuran lo que Américo Ferrari definió como “una poesía fuerte y dolorosa”. 

Ciclos poéticos que tienen como hilo conductor el personaje de Godric que aparece en el título inicial y en quien Mario Campaña proyecta y resume “las diversas experiencias del viaje, el ir, el volver, la mera errancia, el simple estar, hasta descubrir o conquistar la inmovilidad: el medievo, la modernidad temprana, nuestro siglo XXI.”

Es la poesía como viaje interminable a los límites del mundo y del conocimiento en un barco de palabras con unos instrumentos de navegación que le han prestado los simbolistas con los que Mario Campaña ha conversado tanto en los viejos puertos nocturnos de la literatura.

La potencia de la iluminación verbal que nos enseñaron los simbolistas es la brújula más exacta del poeta en esta travesía llena de paronomasias e imágenes visionarias que convocan las relaciones secretas que tienen las palabras, sus revelaciones.

Con el astrolabio de ese lenguaje que fluye libre y levanta su entidad a base de asociaciones y relámpagos, se emprende un viaje que es el de la palabra, el del conocimiento mediante la poesía, esa travesía nocturna con el lenguaje nocturno de la imagen irracional que ilumina el periplo, como la voz del nigromante que sonaba en los Cuadernos de Godric.

Es este un viaje a una frontera extremada de la que no se vuelve. Se habla del espacio para hablar del tiempo, que es el verdadero sentido del viaje que desarrolla Mario Campaña en sus distintos libros. 

Un viaje por las pérdidas y las esperanzas en el que se confunden la ida y el regreso y dialogan la mirada y el sueño, lo individual y lo colectivo, el yo y el nosotros, las presencias y los vacíos.

Como los muertos antiguos se ha iniciado el viaje con una moneda en la boca, y si se vuelve se vuelve siendo otro. O es otro el que vuelve después de haber estado al otro lado, como Ulises en el infierno:

He venido aquí a perfeccionar la muerte, se leía en Aires de Ellicott City.

La voz del poeta asume en los poemas de Mario Campaña la potencia oracular del visionario que habla más allá de la noche y la convoca con imágenes secretas y turbias, trabadas en un tono de conjuro precolombino o con el ritmo de un recitativo barroco en una ceremonia verbal en la que el poeta se convierte en oficiante y en el intermediario que comunica los dos lados de la frontera. 

Y el medio de expresión de ese proceso es una poesía construida sobre potentes imágenes en las que se funden el pasado y el presente, la historia y el mito, los tiempos y los espacios, lo mediterráneo y lo americano.

Entre la reconstrucción del pasado, la representación del presente y la propuesta de expectativas, hay en la poesía de Mario Campaña un movimiento circular que permite que la esperanza se levante sobre los cimientos firmes de la memoria, como en estos versos que cerraban su Pájaro de nunca volver:

ardan ya casa y ciudad 
cielo 
corazón y memoria 
todo puede cambiar 

Santos Domínguez