3/11/08

Vacío perfecto


Stanislaw Lem.
Vacío perfecto.
Biblioteca del siglo XXI.
Traducción de Jadwiga Maurizio.
Introducción de Andrés Ibáñez.
Impedimenta. Madrid, 2008.

Es casi un tópico decir que se escriben aquellos libros que a uno le gustaría leer. Creo que era Juan Rulfo quien declaraba que escribió Pedro Páramo porque la tarde que lo quiso leer no lo encontró en las estanterías de su biblioteca.

Lo que hace Stanislaw Lem en Vacío perfecto es algo parecido, aunque de alcance más limitado: escribir una colección de quince reseñas de libros imaginarios que adquieren consistencia en este volumen que publica Impedimenta con traducción de Jadwiga Maurizio e introducción de Andrés Ibáñez.

Se trata de un espléndido experimento literario en el que el autor polaco, gemelo aquí de Borges, pasa revista a quince obras que no se han escrito, pero que toman carta de naturaleza cuando se reseñan y se analizan hasta en los más intrincados detalles.

Como un espejo dentro del espejo, la colección se abre con una reseña de Vacío perfecto en la que Lem se mira a sí mismo con distancia crítica:

"La crítica de libros inexistentes no es una invención de Lem. Encontramos intentos parecidos no sólo en un escritor contemporáneo como J. L. Borges (por ejemplo, Examen de la obra de Herbert Quain, en el tomo Ficciones), sino en otros mucho más antiguos, y ni siquiera Rabelais fue el primero en poner en práctica esa idea. Sin embargo, Vacío perfecto constituye una especie de curiosum, por cuanto la intención del autor es presentarnos toda una antología de esta clase de críticas. ¿Cuál fue su propósito? ¿El de sistematizar la pedantería o la broma?"

En esa reseña inicial que funciona como prólogo y como declaración de intenciones, el imaginario crítico que la escribe, con un criterio que lo pone en desacuerdo con el propio Lem, divide los textos en tres grupos:

-Parodias, pastiches y burlas, como Les Robinsenades, sobre la vida social de Robinson en una isla atestada de gente; Gigamesh, una parodia de Joyce y de la epopeya de Gilgamesh, o Sexplosion,
sobre los efectos del Nosex.

-Apuntes y borradores de novelas embrionarias, como Gruppenführer Louis XVI o Idiota.

-Los libros imaginarios cercanos a la ciencia ficción o a la argumentación científica, como La Nueva Cosmogonía o La cultura como error.

Vacío perfecto
es un libro que contiene muchos libros y muchos puntos de vista. Es una parodia, pero también una celebración de la imaginación creadora. Tiene mucho de burla metaliteraria, pero también es una proyección -irónica y distante en ocasiones, melancólica y seria en otras- de las preocupaciones ideológicas y vitales de Lem. Y con ese peso de la nostalgia, es también un libro sobre los sueños inalcanzables y sobre la imposibilidad del deseo.

Un libro en el que hay explosiones de humor como esta:

"Joachim Fersengeld es un alemán que ha escrito su Perycalypsis en holandés (lengua que conoce muy poco, como él mismo confiesa en el prólogo) y la ha publicado en Francia, país conocido por lo descuidado de las correcciones. El que escribe estas líneas tampoco está muy ducho en holandés; pero, orientado por el título del libro, la introducción inglesa y lo poco que pudo deducir del texto, se considera apto para llevar a cabo su crítica."

Es la primera entrega de la Biblioteca del Siglo XXI de Lem. A Vacío perfecto le seguirán Magnitud imaginaria, otra colección de reseñas sobre libros imaginarios, y Golem XIV, un trasgresor tratado sobre la inteligencia artificial que se editará por primera vez en castellano.

Santos Domínguez