3/6/08

Entre perro y lobo


Julio Llamazares.
Entre perro y lobo.
Alfaguara. Madrid, 2008.


Entre chien et loup (entre perro y lobo) es como llaman los franceses a esa luz indecisa del atardecer que se produce cuando el sol ya se ha ocultado pero la noche no se ha adueñado todavía de la tierra.

Después de En Babia y Nadie escucha, Julio Llamazares ofrece en Alfaguara una nueva recopilación, la tercera, de sus artículos. Organizados cronológicamente y publicados entre 1986 y 2007, son el resultado de una mirada que se proyecta sobre la actualidad inmediata, sobre la sociedad o sobre la literatura: el cine, la memoria de la nieve, la reconversión industrial, una espléndida Balada de Portugal, el antitaurinismo, la muerte de un tren hullero o un anochecer en Nador son algunos de los ejes de estos textos variados que se alimentan no sólo del presente, sino de la memoria de un viajero en el tiempo y en el espacio.

Llamazares deja en este volumen textos memorables como El arzobispo de Manila, un retrato inmisericorde de Cela, el elogio de Antonio Pereira y Gamoneda y un paisaje al fondo, el de un noroeste tan persistente como la memoria de la infancia.

A medio camino entre el artículo periodístico y el relato y desde una sostenida perspectiva ética, los textos de Entre perro y lobo perfilan con claridad la imagen del consistente prosista que es Julio Llamazares, en el filo de la ficción y la realidad:

Después de revisar uno por uno, después de releer todos los artículos que he escrito en distintos medios a lo largo de veinticinco años (que son más, evidentemente, que los que he recogido aquí), una parte de los cuales apareció publicada ya en dos compilaciones anteriores, las tituladas En Babia y Nadie escucha, me reafirmo en mi opinión de mi condición ambigua, de persona que no es ni perro ni lobo, de escritor que escribe a caballo, tanto cuando lo hace en prensa como cuando lo hace en una novela, entre la imaginación y la realidad, de viajero, en fin, que mira la vida desde la ventanilla de un tren que cruza el paisaje envuelto en una luz que no es real ni irreal del todo. Esa luz que hace que el mundo no sea blanco ni negro, pese a que aparezca así en los periódicos.


Santos Domínguez