Henry James.
Roderick Hudson.
Traducción de Pedro Calatayud.
Funambulista Grandes Clásicos. Madrid, 2006.
Roderick Hudson.
Traducción de Pedro Calatayud.
Funambulista Grandes Clásicos. Madrid, 2006.
En el raro prefacio que Henry James escribió para Roderick Hudson en 1907 con motivo de la nueva edición en sus Obras completas y que se reproduce en el apéndice de esta edición, James, tras una relectura crítica y una revisión del texto, observaba algunos defectos en esta novela.
Defectos menores y comprensibles, de ritmo temporal, de tratamiento del espacio... Pero mantiene invariable su aprecio por este Roderick Hudson, que considera su primera gran novela.
Roderick Hudson se fue publicando por entregas en la revista Atlantic Monthly en 1875, y apareció en forma de libro al año siguiente. Es la primera novela importante y madura de un autor que está empezando a delimitar un mundo narrativo propio cuyas claves ya están presentes, de forma muy clara, en esta obra que es fundamental para adentrarse en el peculiar universo de Henry James y que sin embargo, de manera incomprensible, ha permanecido inédita en español hasta ahora, cuando la edita Funambulista en su colección Grandes Clásicos.
Montada sobre el esquema clásico del viaje como experiencia de aprendizaje, se trata de una novela de formación que aborda la evolución del personaje que da título a la obra: un escultor norteamericano que viaja a Roma acompañado por su maduro protector, Rowland Mallet, y por Christina Light, uno de los personajes femeninos más logrados de Henry James.
En el prefacio de 1907, James se muestra especialmente contento del tratamiento de esa mujer audaz y ambigua, hija de norteamericana y europeo que volverá a aparecer como protagonista en La Princesa Casamassima.
No es el único. Otro personaje, el escultor Gloriani, reaparecerá en Los embajadores. Pero no solo en este sentido tiene algo de obertura y de introducción esta novela. Están aquí ya presentes algunos de los temas más tratados por Henry James en sus relatos y en sus novelas: la personalidad del artista, las relaciones problemáticas entre la vida y el arte, la situación de los norteamericanos en Europa y el choque de dos mentalidades contrapuestas, el complejo mundo interior y de relaciones que tienen los personajes, su llamativa ambigüedad, la psicología femenina, la descripción de ambientes...
Presa de lo que él llamaba el virus europeo, James estaba preparando, como Roderick Hudson, un viaje para instalarse de forma estable en el viejo continente cuando redactaba esta novela. Eso le permite al lector avisado suponer un cierto componente autobiográfico en la obra.
Inevitablemente esa referencia está funcionando en una novela que no solo trata de un proceso de aprendizaje y maduración del protagonista, sino del autor. Pero por encima de esas coincidencias generales, la figura de Roderick Hudson está inspirada en la personalidad del escultor W. W. Story, que James había conocido un poco antes y sobre el que escribiría en 1903 una intensa biografía, mejor perfilada, como la novela, en los inicios del personaje que en su desenlace, algo precipitado para lo que sería el James de las mejores novelas, entre las que ya no se puede eludir este Roderick Hudson.
Santos Domínguez