Mario Muchnik. Editar Guerra y paz.
Taller de Mario Muchnik. Madrid, 2003.
Desde hace ya muchos años he estado buscando una buena edición en español de La guerra y la paz de Tolstoi.
Así empezaba Augusto Monterroso un texto titulado El humor de Tolstoi, que recogió en 1999 en La vaca.
Monterroso era uno de los millones de lectores fascinados por la novela que tuvieron que leerla en malas traducciones que no se hacían desde el ruso, sino de una versión interpuesta en inglés o francés.
La muerte de Monterroso en 2003 coincidió por raro azar con la publicación de la mejor versión al español de Guerra y paz, la que publicó por esas mismas fechas el Taller de Mario Muchnik.
La historia de un viejo deslumbramiento y del terror a que la novela se acabe, la labor editorial en el impulso de una traducción que abarcó cuatro años y medio, casi el mismo tiempo que le llevó a Tolstoi la composición de la novela, la cuenta el editor Mario Muchnik en Editar Guerra y paz, un librito fascinante, escrito desde la admiración por esa obra que para muchos lectores es la mayor de las que se han escrito.
¿Quién sabe eso? Lo que sí es verdad es que quienes tengan la suerte de no haber leído Guerra y paz podrían ir soltando los músculos con la lectura de este diario de un lector apasionado, de este ejemplo de editores.
Los que hayan leído otras traducciones descubrirán que Guerra y paz es otro libro en esta traducción brillante y cuidada que, además de ser más respetuosa con el original, se presenta en una tipografía de fácil y descansada lectura y con un papel de calidad y poco peso, lo que en una obra de ese tamaño se agradece siempre.
Nada que ver con las viejas ediciones de Aguilar o Porrúa, de tipografía mínima y páginas de dos columnas que hacían casi imprescindibles la lupa o el microscopio.
Lo que se ofrece en estas páginas introductorias editadas en el Taller de Mario Muchnik es la intrahistoria de una traducción, la que hizo Lydia Kúper, con casi 90 años, y el relato apasionado de esos cuatro años y medio que llevó la tarea. Solo seis meses menos del tiempo que Tolstoi confesaba haber dedicado a la escritura de Guerra y paz. Ese dato confirmaría que con los grandes libros la traducción se acomete como una empresa parecida a la de la construcción original.
Santos Domínguez