26/2/14

Washington Square


Henry James.
Washington Square.
Ilustraciones de Jonny Ruzzo.
Traducción de Andrés Barba y Teresa Barba.
Sexto Piso Ilustrado. Madrid, 2014.

Cuando Henry James terminó Washington Square en París, en 1879, probablemente sabía que con ella trazaba una frontera con toda su producción anterior y que rompía parcialmente con la novela realista.

Con ligeros ecos de la Eugenie Grandet de Balzac, esta novela corta es una lección acabada de cómo un asunto trivial, casi folletinesco, de amores contrariados entre una joven rica y poco atractiva y un oportunista cazafortunas, en manos de un escritor genial puede ser una obra maestra llena de profundidad, de matices y de intensidad.

Está aquí ya el mejor James, con su sabio uso del narrador omnisciente y de la ironía, con su capacidad de penetración en la personalidad opaca y compleja de los personajes, su manejo eficiente de los conflictos personales sobre el telón de fondo de las convenciones sociales y las prescripciones morales de la autoridad familiar en los comportamientos públicos y privados.

La publica Sexto Piso con una nueva traducción de Andrés Barba y Teresa Barba y con espléndidas ilustraciones de Jonny Ruzzo, que ya dejó en El gran Gatsby una brillante muestra de su capacidad para plasmar, como aquí, la cambiante tonalidad del relato a través del contraste entre colores fríos y calientes. 

Alejada del más leve maniqueísmo, Washington Square está narrada en un tono oscuro que busca la distancia adecuada para captar la matización cambiante de los caracteres. Desde esa perspectiva alejada, la novela se cierra con uno de los finales más bruscos y desgarradores de la narrativa del siglo XIX: 

Morris salió de la casa a toda prisa, para asombro de la señora Penniman. Mientras tanto, Catherine había vuelto a sentarse en el salón para reanudar su delicada labor..., que duraría el resto de los días que le quedaban por vivir, por decirlo de algún modo.

Pero, como en las mejores novelas, lo importante no es cómo se llega a ese final impasible, sino el camino que ha seguido el relato para llegar a ese desenlace. Ese camino, con un espejo al fondo más que a lo largo, es el arte.

Santos Domínguez