12/2/14

Salinger


David Shields y Shane Salerno.
Salinger.
Traducción de Javier Calvo.
Seix Barral. Barcelona, 2014.

“Esta gente no entiende que no soy uno de ellos, que en realidad no soy más que una pura infección purulenta. Me han clasificado como Tipo Inteligente y Callado con un sentido del humor mordaz de esos,”escribía Salinger a Whit Burnett, que había sido su profesor de escritura creativa en la Universidad de Columbia.

Esas palabras, que se recogen en la voluminosa biografía de Salinger que han escrito los periodistas David Shields y Shane Salerno y que publica Seix Barral con traducción de Javier Calvo, podrían resumir la postura del autor de El guardián entre el centeno ante o frente los demás, la incómoda manera de estar en el mundo de un escritor rodeado de misterio y de silencio y apartado voluntaria y tempranamente de la vida pública.

Una biografía que aspira a ser definitiva y que tras nueve años de trabajo aporta una gran cantidad de material inédito, fotografías y cartas a amigos, amantes, compañeros de armas en la Segunda Guerra Mundial y cientos de testimonios y opiniones sobre un autor de obra tan breve como decisiva  y de vida tan opaca que cuando murió en 2010 a los 91 años se había convertido en una leyenda impermeable, como señalan los autores, que añaden:

A diferencia de lo que nos han dicho, no se pasó recluido los últimos cincuenta y cinco años de su vida. Viajó mucho, tuvo muchas aventuras amorosas y amistades de toda la vida, consumió cantidades abundantes de cultura popular y a menudo encarnó muchas de las cosas que él mismo criticaba en su narrativa. Lejos de ser un ermitaño, mantuvo un diálogo constante con el mundo a fin de reafirmar la noción que éste tenía de su reclusión. Lo que él quería era privacidad, pero el silencio literario que trajo consigo su reclusión se ha llegado a asociar tanto con él como El guardián entre el centeno. Se ha hablado mucho de lo difícil que debió de ser para Salinger vivir y trabajar a la sombra del mito, lo cual es innegablemente cierto; pero nosotros mostramos que en gran medida también se dedicó a perpetuarlo.

Tres propósitos explícitos son los que orientan la investigación y el resultado de esta biografía de quien se pasó diez años escribiendo El guardián entre el centeno y el resto de su vida arrepintiéndose de haberla publicado: explicar los motivos de su silencio literario desde 1965, tras escribir una novela de la que se han vendido más de 65 millones de ejemplares en todo el mundo; entender por qué desapareció de la escena y averiguar qué escribió durante los cuarenta y cinco años que duró ese silencio.

Además de recuperar ese abundante material gráfico, literario y epistolar de Salinger el esquivo, los autores han entrevistado a más de doscientas personas que han contribuido decisivamente a la estructura polifónica de esta biografía oral y escrita en la que se ofrecen distintas aproximaciones a la figura hermética del narrador: amigos, amantes, editores, lectores, compañeros de clase o del ejército, detractores o admiradores ofrecen distintas versiones –a veces antagónicas- de una figura tan compleja que requiere esa perspectiva múltiple, no ya para entenderla sino para acercarse a ella, también a través de doce conversaciones con el novelista, que resumen –en palabras de Shields y Salerno-  una serie de encuentros que durante más de medio siglo tuvieron distintos periodistas, fotógrafos, investigadores, fans y parientes con un hombre que nunca dejó de vivir su vida como si fuera un agente del contraespionaje.

Dos claves parecen explicar todo este complicado asunto en torno al autor y su obra: la experiencia traumática del combatiente en la guerra mundial y su incorporación a la doctrina vedanta. Si la primera destruyó al hombre y creó al artista que escribió El guardián entre el centeno y Nueve cuentos, la segunda borró al artista a cambio del equilibrio psíquico que le procuró su actitud de renuncia y desapego.

La raíz de todo parece estar en el estrés postraumático que le produjo su experiencia de la guerra. Por eso la biografía arranca en las playas de Normandía el Día D, con los combates evocados por Salinger y sus compañeros, con los que conoció la realidad íntima y brutal de la guerra y su secuela de muertes y mutilaciones. Ese trauma lo intentó superar en principio con la terapia de una escritura con la que intentaba conjurar la angustia, luego con el aislamiento y con la filosofía hinduista del vedanta, que sirve como clave estructural de las cuatro partes que vertebran esta biografía, que va desde el aprendizaje del dolor a la renuncia al mundo, de quien ya de niño, como recuerda su hermana, “se estaba siempre escapando.”

La relación complicada con su padre, al que definió una vez como “un maleante”; su escaso rendimiento académico, su relación con Oona O’Neill, que se casó con Chaplin poco después de que Salinger se alistara; los inicios difíciles de su actividad literaria, el recuerdo de los combates en el bosque de Hürtgen y la nieve y los cadáveres helados de la batalla de las Ardenas, los campos de exterminio, un defecto físico, su obsesión por las chicas púberes, la polémica recepción de El guardián entre el centeno son algunas de las claves autobiográficas de una vida en las afueras que acabaría reflejando en su narrativa, tan enigmática a veces como su propia existencia, una especie de suicidio lento, como explican los autores.

Pero quizá lo más llamativo de esta obra es la información que se recoge en el último capítulo del libro, titulado Secretos, donde se aporta una relación descriptiva de los cinco libros que Salinger autorizó para que se publiquen con arreglo a un calendario póstumo previsto entre 2015, cuando se cumplan cinco años de su muerte y medio siglo de silencio, y 2020.

A estas alturas ya se han filtrado en las redes de internet tres de los cuentos inéditos que forman parte de ese proyecto ideado por el propio Salinger como parte de su estrategia huidiza.

Santos Domínguez