Fredric Brown.
La noche a través del espejo.
Traducción de Susana Carral.
Prólogo de Juan Salvador.
Reino de Cordelia. Madrid, 2014.
Con traducción de Susana Carral y prólogo de Juan Salvador, Reino de Cordelia publica una nueva edición de La noche a través del espejo, una de las obras más extrañas y divertidas de la literatura pulp y la novela negra norteamericana.
La escribió a mediados del siglo pasado Fredric Brown (1906-1972), un eficiente escritor de relatos de misterio, ciencia ficción y novela policiaca que en ese momento estaba en pleno dominio de su capacidad creativa y que aquí logra una sorprendente conexión entre la novela negra y el relato fantástico.
Con el modelo estructural y la alucinada libertad imaginativa de Alicia en el país de las maravillas y A través del espejo, La noche a través del espejo es el ingenioso e hilarante relato de la noche de un jueves de junio. Una noche en la que un sueño inesperado altera la rutina del protagonista, Doc Stoeger, editor de un semanario en una pequeña ciudad.
El eficaz artesano que era a esas alturas el irregular Fredric Brown hace aquí un arriesgado ejercicio de virtuosismo narrativo que conecta la literatura negra y la literatura fantástica mediante un original e imaginativo juego de espejos con los que se entra y se sale de una acción torrencial en la que se difuminan las fronteras de la realidad y el sueño en un sitio donde nunca había ocurrido nada.
La noche a través del espejo es el resultado de un brillante ejercicio de libertad creadora que exprime las posibilidades del esquema policiaco y lo parodia lúdicamente con el oficio bien aprendido de un autor que maneja eficientemente los resortes narrativos de la literatura popular y plantea al lector un juego desenfrenado que se sigue con el mismo deslumbramiento que provoca su modelo fantástico.
Humor, imaginación y voluntad narrativa se funden para que el lector entre en ese juego de espejos del relato, para que nunca se sepa con seguridad si algo está fuera o dentro, si es realidad o mero reflejo y no se acomode nunca en la certeza de que las cosas son lo que parecen. Un mágico juego de espejos que Brown ya había ensayado en algunos de sus relatos de ciencia ficción y que aquí alcanza su más lograda expresión.
El sueño de una noche de verano con un desenlace sorprendente y una trama aparentemente caótica, pero astutamente elaborada para conducir a la sorpresa final de una novela redonda, de embriagadora precisión, como señala Juan Salvador López, que destaca en su introducción la trama llena de giros y sorpresas, los tragos de whisky, la crítica a la política y al periodismo, los personajes cercanos y creíbles, el bar de Smiley, la atmósfera nocturna y onírica.
Santos Domínguez