24/1/13

Cocteau. El cordón umbilical


Jean Cocteau.
El cordón umbilical.
Prólogo y notas de Alfredo Taján.
Traducción de Antonio Álvarez.
Colección Hispaniola.
Editorial Confluencias. Almería, 2012.

En coedición con el Instituto Municipal del Libro del Ayuntamiento de Málaga, la Editorial Confluencias publica en la colección Hispaniola El cordón umbilical, el diario inédito que Jean Cocteau escribió en 1961 en Marbella, “donde los agricultores descubren mosaicos y ciudades romanas a orillas del mar.”

Enmarcado, como un libro renacentista, entre tres sonetos que lo abren como un frontispicio y otros tres sonetos epilogales, El cordón umbilical contiene un abundante material gráfico que resume el universo estético y vital de un artista integral y polifacético como Jean Cocteau (Maisons Lafitte 1889 – Milly-la-Forêt 1963), del que escribe Alfredo Taján en su prólogo (El cordón umbilical, un diario agónico)

“Él mismo se definió: soy la mentira que dice siempre la verdad. El trabajo fue el verdadero opio de Jean Cocteau, y su secreto artístico, pesado y grave, continúa dormitando en una recámara de difícil acceso. Injustamente acusado de diletante, detrás del cínico poseur se percibe el semblante sufriente de un poeta trágico cuyo arte poliédrico está conectado con la misma esencia.”

En estas notas, un Cocteau maduro y casi último reflexiona sobre la poesía como revelación (lo mejor de nosotros procede de una noche profunda de la que solo somos intermediarios), sobre la creatividad de su trayectoria artística en el cine, el teatro, la poesía o la pintura, sobre el cordón umbilical que nos ata a las criaturas de nuestra obra, a unos personajes que son héroes de la sombra, sobre lo español -En España lo excepcional es algo común- y el flamenco como manifestación de la anticursilería, sobre el sueño como extraordinario estiércol del alma, sobre Picasso, Jean Marais, Genet, sobre Al Brown -un boxeador tan extraño al mundo de las Letras, que casi pertenece a la creación lírica- o sobre las tablas flamencas que pintó para su amiga Ana de Pombo.

En uno de estos textos Cocteau resumía su trayectoria en estas palabras que definen su proyecto estético, una suma de ambición y esfuerzo: 

No tengo inconveniente en confiarles mi secreto: soy un obrero, un artesano que, lo confieso, se consagra intensamente y no se contenta con poca cosa.

Santos Domínguez