Ignacio Carrión.
Buscando a Marilyn.
Rey Lear. Madrid, 2008.
Buscando a Marilyn.
Rey Lear. Madrid, 2008.
En julio de 1987, cuando estaban a punto de cumplirse 25 años de la muerte de Marilyn Monroe, Ignacio Carrión empezó a publicar en Diario 16 una serie de reportajes en los que reconstruía la peripecia vital de uno de los iconos de la mitología contemporánea.
Aquellos artículos eran el resultado de una tarea de investigación, de un recorrido por la América profunda y de las versiones del primer marido de Marilyn y de gente más o menos famosa que la conoció o conoció a los que la conocían.
Entre ellos, claro, la nómina de sus amantes, entre los que algunas fuentes incluyen a Einstein:
¿Por qué no? –escribe Ignacio Carrión- El padre de la teoría de la relatividad compartiendo sus átomos con la hija de la teoría absoluta, de forma totalmente científica y horizontal. Precioso.
Rey Lear recopila ahora en Buscando a Marilyn aquel material periodístico y fungible para demostrar entre otras cosas la actualidad del mito, inmune al olvido y rodeado de especulaciones sobre su figura y su muerte.
Truman Capote -para quien bailó desnuda porque, como se sabe, Dios le da pañuelo a quien no tiene mocos- destacó su complejidad, su carácter contradictorio que tan pronto podía ser el de una cocinera como el de un ser etéreo.
Como todos los mitos, Marilyn está por encima del tiempo. Eso explica por qué un calendario de 1949 sigue sin pasarse de fecha.
Aquellos artículos eran el resultado de una tarea de investigación, de un recorrido por la América profunda y de las versiones del primer marido de Marilyn y de gente más o menos famosa que la conoció o conoció a los que la conocían.
Entre ellos, claro, la nómina de sus amantes, entre los que algunas fuentes incluyen a Einstein:
¿Por qué no? –escribe Ignacio Carrión- El padre de la teoría de la relatividad compartiendo sus átomos con la hija de la teoría absoluta, de forma totalmente científica y horizontal. Precioso.
Rey Lear recopila ahora en Buscando a Marilyn aquel material periodístico y fungible para demostrar entre otras cosas la actualidad del mito, inmune al olvido y rodeado de especulaciones sobre su figura y su muerte.
Truman Capote -para quien bailó desnuda porque, como se sabe, Dios le da pañuelo a quien no tiene mocos- destacó su complejidad, su carácter contradictorio que tan pronto podía ser el de una cocinera como el de un ser etéreo.
Como todos los mitos, Marilyn está por encima del tiempo. Eso explica por qué un calendario de 1949 sigue sin pasarse de fecha.
Santos Domínguez