5/5/07

Corambo





José Antonio Ramírez Lozano.
Corambo.
DVD. Barcelona, 2007.


Corambo, el último libro de poesía de José Antonio Ramírez Lozano, es un nombre de lugar, del lugar de la palabra creadora que funda el mundo y, antes que la luz, ilumina la realidad. Porque la lengua inaugura las cosas al nombrarlas, empieza por fijar un territorio, un espacio propio.

Corambo es el nombre de ese lugar, refugio y defensa frente a un mundo en el que acechan la destrucción, el tiempo y el olvido, porque el sentido de la literatura es ese, el de enfrentarse al tiempo. De ese combate contra el tiempo trata este libro, porque, como asegura el premeditado final del libro, lo que importa es, al cabo, derrotar a la Muerte.

Y por eso el reino de Corambo es no sólo un espacio, sino un estado de ánimo, que tiene nombre de caballo:

El hombre que bautiza con un nombre un caballo
lo hace suyo al instante y no habrá ya enemigo
que lo monte si antes no le arranca sus sílabas.

Es este un libro de aliento amplio, de hondura reflexiva y ambición poética semejantes a la del Ramírez Lozano más meditativo, el de Sybila Famiana, el de Teluria o El arquero ciego.

Un libro compacto, recorrido por un motivo central, el de la palabra creadora, y por una voz sola, madura, potente y -aunque lo disimule- dolorida. No una voz impostada, una voz personal, severa en su cadencia alejandrina y reflexiva, consciente de estar cercada por las postrimerías y de que vivir en la palabra es vivir contra la muerte:

Las palabras no fueron más que ese alrededor,
esa débil corola que circunda el abismo,
esa boca terrible en que mana el silencio.

Y mientras, como una de las ciudades invisibles de Italo Calvino, Pontinia resiste el asedio porque las ciudades se fundan con palabras hermosas.

En el que posiblemente sea el texto central del libro, el bien articulado diálogo que construye el Martirio de San Icasio, un poema clave y de una extraordinaria hondura, se lee este verso, que podría cifrar el sentido total de este Corambo, de poderosa palabra alzada contra la muerte y el olvido y otras afecciones no menos insidiosas:

Vivirás mientras digas. La palabra es el reino.

Santos Domínguez