Guido Gozzano.
La vía del refugio.
Edición bilingüe.
Traducción y edición de
José Muñoz Rivas.
Calambur. Barcelona, 2017.
Trenta quaranta,
tutto il Mondo canta
canta lo gallo
risponde la gallina...
Socchiusi gli occhi, sto
supino nel trifoglio,
e vedo un quatrifoglio
che non raccoglierò.
/.../
Trenta quaranta
tutto il Mondo canta
canta lo gallo
canta la gallina...
La Vita? Un gioco affatto
degno di vituperio,
se si mantenga intatto
un qualche desiderio.
Un desiderio? Sto
supino nel trifoglio
e vedo un quatrifoglio
che non raccoglierò.
Son las estrofas iniciales y finales de La via del rifugio, el poema que abre y da título al primer libro del turinés Guido Gozzano (1883-1916).
Lo publicó en 1907 y ahora aparece en la espléndida edición bilingüe y anotada que ha preparado para Calambur José Muñoz Rivas, que ya había editado en Renacimiento hace tres años una antología de la poesía gozzaniana y antes en Visor una edición de Los coloquios, su libro fundamental.
Esta es la traducción que hace Muñoz Rivas de esas estrofas, que a partir de una canción infantil sugieren una visión desengañada de la existencia, “como para significar -anota el editor- que al poeta desilusionado de la vida no le queda un último refugio, sino soñar, supino en la hierba y despreocupado, siguiendo el canto ondeante de una ‘bella cantilena’, de un ‘cuento bello’:
Treinta cuarenta,
todo el Mundo canta
canta el gallo
responde la gallina...
Entrecerrados los ojos, estoy
supino en el trifolio,
y veo un cuadrifolio
que no recogeré.
/.../
Treinta cuarenta,
todo el Mundo canta
canta el gallo
canta la gallina...
¿La vida? Un juego
digno de vituperio,
si se mantiene intacto
un deseo cualquiera.
¿Un deseo? Estoy
supino en el trifolio,
y veo un cuadrifolio
que no recogeré.
No es una casualidad que ese sea el primer poema del libro y el que le da título porque en él están algunas de las claves tonales, estilísticas y temáticas del conjunto de La vía del refugio.
En sus poemas se nota ya la ruptura con la grandilocuencia temática y formal de D’Annunzio, cuya influencia en Gozzano había sido determinante hasta entonces. Y aunque persisten en algunos poemas ligeras huellas de aquella poesía esteticista, aparatosa y brillante en su exterior, aquí los temas humildes y los ambientes cotidianos, el lenguaje cercano a lo coloquial, la ironía y la parodia son el cauce expresivo de una actitud melancólica, de una mirada introspectiva e intimista.
Una mirada antirromántica hacia lo insignificante de la realidad y la existencia que Gozzano aborda desde el despojamiento antirretórico y la sencillez estilística, desde la estructura de la canción popular o el coloquio directo.
Esta poesía de tono menor y voluntad narrativa influyó en poetas posteriores como Eugenio Montale, que valoraba la capacidad funcional de sus versos, como recuerda José Muñoz Rivas en el amplio estudio introductorio que abre el volumen, donde destaca de Gozzano “una exquisita e inusitada capacidad de integración: entre poesía y prosa y entre lo culto y lo popular.”
Santos Domínguez