Alessandro Marzo Magno.
Los primeros editores.
Traducción de Marilena de Chiara.
Malpaso. Barcelona, 2017.
El amanecer de los libros era el título original de Los primeros editores, un espléndido ensayo de Alessandro Marzo Magno que publica Malpaso con traducción de Marilena de Chiara.
Rigurosamente
documentada, es una estupenda evocación intrahistórica de aquella
ciudad convertida en capital editorial del mundo en pleno Renacimiento,
en la primera mitad del Cinquecento, porque “en la primera mitad del
siglo XVI era en Venecia donde se imprimía la mitad de los libros que se
publicaban en Europa. Y esta primacía no era solo cuantitativa, sino
también cualitativa (...) Sin la industria editorial veneciana de aquel
siglo no existiría el libro tal y como lo conocemos hoy, y tampoco la
lengua italiana tal como la hablamos hoy. El italiano se basa en la obra
de los toscanos Dante y Petrarca, pero son las ediciones venecianas a
cargo del humanista Pietro Bembo e impresas por el rey de los editores,
Aldo Manucio, las que decidieron la influencia que aún perdura.”
La
Serenísima República de Venecia era entonces una potencia marítima de
peso internacional y su posición dominante permitió intercambios
culturales no sólo con el mundo occidental, sino con el islámico y el
hebreo. Y eso permitió la multiculturalidad y el eclecticismo: allí se
publicó la primera edición del Talmud en libro y allí se compuso el primer Corán impreso
en árabe, rodeado de misterio y perdido durante medio milenio. Y allí
destacó sobre todas la figura genial de Aldo Manuzo, "el Miguel Ángel de
los libros", el editor más importante del siglo, que publicó en 1499
el Sueño de Polifilo, de Francesco Colonna, la obra maestra de la impresión, el Cancionero de Petrarca y la Divina Comedia y fue el creador del libro de bolsillo, del “libro portatile”.
Aunque
era una ciudad sin universidad –estaba cerca la de Padua-, Venecia era
entonces una multinacional del libro, la capital internacional de la
edición. La mitad de la producción editorial europea entre 1526 y 1550
salió de las prensas venecianas, que llegaron a producir 35 millones de
ejemplares a lo largo del siglo.
“El mercado editorial en Venecia –escribe Alessandro Marzo- es tan importante que convierte a la ciudad en una suerte de feria permanente durante todo el año.”
Con
150.000 habitantes, Venecia tenía en 1500 690 imprentas de las que
salieron todo tipo de libros. Además de Biblias, textos religiosos y
clásicos grecolatinos, allí se editaron los primeros libros en armenio y
en griego; el primer libro de música impreso con tipos móviles; el
primer tratado ilustrado de arquitectura; el primer libro pornográfico y
abundantes tratados de medicina, gastronomía y contabilidad.
Fue allí donde el Orlando furioso se convirtió en el primer best-seller con
28 ediciones en menos de veinte años, donde Pietro Aretino -"Un genio.
Un pornógrafo. Un pervertido. Un intelectual refinado"- se hizo famoso
con sus sonetos lujuriosos, donde los grandes descubrimientos
geográficos impulsaron la edición de cartas de navegación, mapas de las
nuevas tierras americanas y abundantes textos geográficos, útiles para
conocer la Tierra y para hacer la guerra.
En
esta recreación de la época en la que Venecia hizo leer al mundo, el
lector recorre de la mano del autor las calles y las librerías, las
imprentas de aquella ciudad comercial que fue la capital editorial de
Europa hasta que la Inquisición y el Concilio de Trento arruinaron
aquella aventura cultural y económica sin la que el Renacimiento no
hubiera sido posible:
“Industrialización,
globalización, marketing: todo estápresente en la Venecia
renacentista. Se trata de sucesos de hace medio milenio, pero las
capacidades productivas y comerciales manifestadas en la capital mundial
del libro de la primera mitad del siglo XVI encajarían perfectamente
entre las historias de éxito de las empresas contemporáneas.”
Santos Domínguez