Henryk
Skolimowski.
Filosofía
viva.
Traducción
de Francisco López Martín.
Atalanta.
Gerona, 2017.
“La
ecofilosofía es como un árbol. De las raíces de la ecocosmología crecen el
tronco y las ramas de la ecofilosofía; todas las partes se encuentran
orgánicamente vinculadas entre sí”, escribe Henryk Skolimowski en Filosofía
viva. La ecofilosofía como un árbol de la vida, que publica Atalanta con
traducción de Francisco López Martín.
Desde
una nueva perspectiva ética medioambiental, que tiene como objetivo último “redescubrir el sentido de lo
humano, que a su vez guarda una relación íntima con el sentido del universo” a
través de “una visión en la que el cosmos y la especie humana pertenecen a la
misma estructura”, Skolimowski propone una nueva visión, ecológica e integral,
del mundo, y una filosofía de la vida, porque una nueva forma de vivir implica
también una nueva forma de conocer, de concebir el entorno y de relacionarse
con la naturaleza.
La
ecocosmología debe entenderse así como una reconstrucción metafísica y cultural
que supere las limitaciones del humanismo mecanicista y de sus consecuencias
perniciosas y destructivas, como una reinterpretación del universo, la
naturaleza y el hombre que debe estar en la base de una nueva forma de
relacionarse con la realidad.
Cimentada
en componentes éticos y alejada tanto del sesgo especulativo o conjetural que la
cosmología ha tenido no sólo cuando nació a la vez que la filosofía, en el
momento en que los presocráticos desecharon el pensamiento mágico, sino también
en su actual soporte astrofísico, la nueva cosmología debe dar respuestas al
deterioro medioambiental y promover un cambio de patrones de comportamiento en
relación con la naturaleza.
Y
el resultado debería ser un nuevo humanismo en el que, tras la conciencia
religiosa y la conciencia tecnológica, la conciencia ecológica se afirme como
una nueva fase de la evolución del hombre, porque, concluye Henryk Skolimowski,
“estamos librando una batalla crucial
para la supervivencia de la especie. Necesitamos ideas que nos hagan más
poderosos, que nos den impulso, que nos afirmen. La especie humana estaba
destinada a cometer errores, sobre todo cuando se entregó con el poder de las
nuevas tecnologías y de la razón misma. Pero no debemos contemplar la especie
humana desde la perspectiva de su periodo más destructivo.”
La
ecocosmología asume de esa manera una reinterpretación integral de la relación
del hombre con el universo en propuestas que conjuguen conocimiento y valores y
sustituyan el humanismo arrogante por un nuevo humanismo ecológico.