15/9/17

Juan Ramón Jiménez. Historias


Juan Ramón Jiménez.
Historias. 
Edición de Rocío Fernández Berrocal.
Fundación José Manuel Lara. Vandalia. Sevilla, 2017. 

Dios estaba bañándose en su azul de luceros.

Ese verso, uno de los más desolados y demoledores que se han escrito en castellano, cierra La carbonerilla quemada, uno de los 61 poemas de Historias, el libro de Juan Ramón Jiménez que publica la Fundación José Manuel Lara en su colección Vandalia con una espléndida edición de Rocío Fernández Berrocal.

De esos 61 poemas casi la mitad son inéditos: veintisiete textos, procedentes de la Sala Zenobia-Juan Ramón de la Universidad de Puerto Rico, que incorpora esta edición íntegra de Historias, un libro que Juan Ramón escribió en Moguer entre 1909 y 1912.

Aunque lo corrigió en 1921 y le dio su forma definitiva en su exilio de Puerto Rico, aunque algunos de sus textos los había incorporado a sus antologías sucesivas, esta edición ofrece por primera vez la obra completa con un apéndice de variantes y un álbum fotográfico.

Organizado en cuatro partes -"Historias para niños sin corazón", "Otras marinas de ensueño", "La niña muerta" y "El tren lejano"-, Historias es una muestra de la época sensitiva de Juan Ramón y del proceso de depuración estilística y personal que le llevaría desde el ensimismamiento melancólico y la mirada elegiaca hacia la poesía pura.

Un proceso que Juan Ramón ya había completado cuando corrigió este libro desde esa perspectiva intelectual y poética a comienzos de los años veinte.

De ese proceso habla en su estudio introductorio Rocío Fernández Berrocal, una experta juanramoniana que traza en el prólogo la historia de Historias, su compleja peripecia textual, y resume las historias de Historias: las historias compasivas de "Historias para niños sin corazón"; las marinas gaditanas, portuenses o de Biarritz de "Otras marinas de ensueño"; los poemas desolados de "La niña muerta", dedicados “a la blanca memoria de María Pepa, muerta en la tierra a los 26 meses, viva siempre en el cielo de Moguer”; o los poemas viajeros de "El tren lejano" por la línea Sevilla-Huelva-Riotinto-Valverde.

Conviven en Historias diversos registros y distintos tonos: desde el aire ligero y popular del octosílabo asonante al ritmo solemne del alejandrino; pero estos poemas, como señala Rocío Fernández Berrocal, “corresponden directamente al tipo de escritura que Juan Ramón Jiménez prefería, la sencilla y honda a la que quiso volver al final de sus días.”

Santos Domínguez