Juan Ramón Jiménez.
Historias.
Edición de Rocío Fernández Berrocal.
Fundación José Manuel Lara. Vandalia. Sevilla, 2017.
Dios estaba bañándose en su azul de luceros.
Ese verso, uno de los más desolados y demoledores que se han escrito en
castellano, cierra La carbonerilla quemada, uno de los 61 poemas de Historias,
el libro de Juan Ramón Jiménez que publica la Fundación José Manuel Lara en su
colección Vandalia con una espléndida edición de Rocío Fernández Berrocal.
De esos 61 poemas casi la
mitad son inéditos: veintisiete textos, procedentes de la Sala Zenobia-Juan
Ramón de la Universidad de Puerto Rico, que incorpora esta edición íntegra de Historias,
un libro que Juan Ramón escribió en Moguer entre 1909 y 1912.
Aunque lo corrigió en 1921 y le dio su forma definitiva en
su exilio de Puerto Rico, aunque algunos de sus textos los había incorporado a
sus antologías sucesivas, esta edición ofrece por primera vez la obra completa con un apéndice de variantes y un álbum fotográfico.
Organizado en cuatro partes -"Historias para niños sin
corazón", "Otras marinas de ensueño", "La niña muerta" y "El tren lejano"-, Historias es una muestra de la época sensitiva de Juan Ramón y del proceso de
depuración estilística y personal que le llevaría desde el ensimismamiento
melancólico y la mirada elegiaca hacia la poesía pura.
Un proceso que Juan Ramón ya había completado cuando
corrigió este libro desde esa perspectiva intelectual y poética a comienzos de
los años veinte.
De ese proceso habla en su estudio introductorio Rocío
Fernández Berrocal, una experta juanramoniana que traza en el prólogo la
historia de Historias, su compleja peripecia textual, y resume las historias de Historias: las historias
compasivas de "Historias para niños sin corazón"; las marinas gaditanas,
portuenses o de Biarritz de "Otras marinas de ensueño"; los poemas desolados de "La
niña muerta", dedicados “a la blanca memoria de María Pepa, muerta en la tierra
a los 26 meses, viva siempre en el cielo de Moguer”; o los poemas viajeros de "El
tren lejano" por la línea Sevilla-Huelva-Riotinto-Valverde.
Conviven en Historias diversos registros y distintos tonos: desde el aire ligero y
popular del octosílabo asonante al ritmo solemne del alejandrino; pero estos
poemas, como señala Rocío Fernández Berrocal, “corresponden directamente al
tipo de escritura que Juan Ramón Jiménez prefería, la sencilla y honda a la que
quiso volver al final de sus días.”
Santos Domínguez