Juan Arnau.
El efecto Berkeley.
Pre-Textos. Valencia, 2015.
En la línea de ficción filosófica inaugurada con El cristal Spinoza, Juan Arnau publica en Pre-Textos El efecto Berkeley, en torno a la figura del filósofo irlandés que defendió la idea de que ser es percibir y la vida por tanto está hecha de impresiones, sobre todo visuales, porque “los recuerdos, los sueños y las fantasías son todos ellos restos de impresiones visuales.”
De Dublín a Londres, de París a Nápoles, entre el relato y la biografía, el dietario y el ensayo, la filosofía y los diálogos teatrales, este es un libro en el que las sensaciones tienen también un papel decisivo en la sucesión de escenas construidas con una actitud híbrida que recuerda las evocaciones intrahistóricas de Azorín en sus reconstrucciones de los clásicos redivivos.
El paisaje del condado independentista de Kilkenny donde nació Berkeley, Grub Street, un suburbio de las letras londinenses, la prisión de Newgate o el gesto más trivial del personaje los envuelve Juan Arnau en la calidad de su prosa fluida que se gana la complicidad admirada del lector desde el primer párrafo hasta el final, con la tonalidad elegante de su prosa equilibrada y con la cercanía conversacional que marca muchas de sus páginas, a medio camino entre la filosofía y el teatro, a través de diálogos teatrales con Prior o Swift, Voltaire o Pope, Malebranche o Voltaire.
Y porque ser es percibir y ser percibido, nada mejor que este libro que huye de las abstracciones metafísicas para introducirnos con asombrosa maestría en la individualización de las sensaciones que sugieren sus páginas con la importancia crucial de los adjetivos.
Un ejemplo: “Lumbre de sarmientos. Sardinas ensartadas sobre las brasas. Escamas quebradas, azuladas y amarillas. Berkeley sopla un rescoldo, el fuego enrojece sus mejillas. Un mendrugo de pan, patatas cocidas y cuatro nueces. Junto a las viandas, un cuaderno. La mano se mueve con calma litúrgica, dejando a su paso una caligrafía franca, marcial.”
La evocación de la época y el ambiente, los viajes y la literatura, la historia y la física, las matemáticas y la relatividad del tiempo y el espacio en este teatro de ideas que muestra que las cosas del mundo son sensaciones, que todo es percepción y que por eso mismo “la piel es lo más profundo del hombre.”
Santos Domínguez