David Fernández Rivera.
Fractal.
Prólogo de Juan Luis Bedins.
Amargord Ediciones. Madrid, 2016.
Creí regresar sobre la armadura
de un tallo
que ahora alza la cabeza
sobre las rodillas del silencio,
para contemplar que tras las viejas avenidas del cielo
el sol
ya es una lágrima.
Con ese texto, titulado La rosa, abre David Fernández Rivera Fractal, el volumen que reúne veintidós poemas procedentes de sus libros Alambradas, Sahara y Ágata. Una antología de tres obras escritas entre 2009 y 2015, de esos tres títulos que pueden entenderse como una trilogía escrita a lo largo de estos seis años.
Pero Fractal no es una mera recopilación de la poesía última del autor. Es, también y sobre todo, una estación de llegada, una terminal que seguramente marca un punto y aparte y cierra una etapa de su escritura. Sobre los cimientos que han apuntalado estos libros es de esperar que se levanten las nuevas entregas poéticas y las nuevas propuestas de la poesía de David Fernández Rivera.
Acompaña a esta edición de Amargord un CD en el que el autor reinterpreta ocho de los textos del libro en clave musical en una integración que se completa con la portada, una creación plástica del poeta, un acrílico sobre caracola titulado Nashville.
La poesía de Fernández Rivera es el resultado de una experimentación constante y radical en los límites del significado y de lo racional. El sonido y el sentido, lo sonoro, lo visual y lo conceptual, la imagen y la palabra, la naturaleza y la civilización, el individuo y la sociedad, la norma y la libertad creadora están sometidas en el lugar del poema a una tensión de la que surge una propuesta artística global que encuentran su espacio de representación en las páginas de este libro y en las pistas del disco con el que se completa.
Santos Domínguez