Fernando Pessoa.
Ficciones del interludio.
Prólogo y traducción de Manuel Moya.
El libro de bolsillo. Alianza Editorial. Madrid, 2016.
“Ficciones de interludio, cubriendo coloridamente el marasmo y la desidia de nuestra íntima incredulidad”, escribía Fernando Pessoa en el fragmento 98 del Libro del desasosiego.
Y ese -Ficciones de interludio- era el título de un proyecto editorial frustrado en el que Pessoa quería reunir los textos dispersos que había ido publicando entre 1914 y 1935 en distintos periódicos y revistas. Una autoantología de textos que no se publicó en Portugal hasta 1998 y que aparece ahora en El libro de bolsillo de Alianza Editorial con traducción y prólogo de Manuel Moya.
Están aquí los poemas firmados por tres heterónimos: Álvaro de Campos, ingeniero y nihilista de vanguardia; Ricardo Reis, neopagano, esotérico y epicúreo, y su maestro Alberto Caeiro, el pastor poeta del Alentejo, además del ortónimo Fernando Pessoa -otro heterónimo en realidad-, que firma esta Autopsicografía, que apareció en la revista Presença, de Coimbra, en 1932:
El poeta es un fingidor
que finge tan completamente
que llega a fingir que es dolor
el dolor que de verdad siente.
Y cuantos leen lo que escribe,
en el dolor leído sienten,
no los dolores que tuvo,
sino el que ellos no tienen.
Y así va por los raíles,
por engañar la razón,
ese trencito de cuerda
que se llama corazón.
Lo disperso, lo fragmentario, lo múltiple forman parte esencial del proyecto literario y vital de Fernando Pessoa, que quiso ser no uno sino muchos, contradictorio y plural como el universo, arquitecto de una ficción poética en el límite de la sinceridad y la identidad que se sustanció en el drama em gente que escenificó su poesía.
Entre Impresión del crepúsculo, el primero que publicó, y Consejo, que apareció pocos días antes de su muerte, más de 180 poemas que constituyen lo que el editor define en su prólogo como “una antología firmada por el propio autor.”
Una antología de su obra publicada en vida que desmiente el tópico de un Pessoa desconocido por sus contemporáneos, porque la cantidad de poemas dispersos que dejó en la prensa revela, como señala Manuel Moya, que “su figura gozó del respeto de sus coetáneos. Un respeto que no le faltó hasta su muerte, en 1935, como se advierte por el gran número de colaboraciones que le fueron publicadas en vida.”
Junto con textos poco conocidos figuran en Ficciones del interludio algunos de los poemas esenciales de Pessoa: Estanco, Ora marítima, El guardador de rebaños, Lisbon revisited o las Odas de Ricardo Reis.
Está reunida en este volumen la parte más significativa de la obra de uno de los grandes poetas del siglo XX, alguien que -escribe Manuel Moya al final de su prólogo-“más que un escritor es toda una literatura.”
Santos Domínguez