Del dolor y la razón.
Ensayos.
Traducción del inglés de Antoni Martí García.
El Ojo del Tiempo. Siruela. Madrid, 2015.
En general, toda nueva realidad estética hace más definida la realidad ética del hombre. Pues la estética es la madre de la ética, afirmaba Joseph Brodsky en “Inusual semblante”, la conferencia del Premio Nobel que forma parte de Del dolor y la razón, el tercer y último libro de ensayos de Brodsky –tras Menos que uno y Marca de agua-, editado por Siruela y traducido por Antoni Martí García.
Entre la reflexión ética y la meditación estética, entre la poesía y la conciencia, entre la autobiografía y la meditación sobre la creación artística se mueven los veintiún ensayos, escritos entre 1986 y 1995, que son el testamento literario y moral de un autor imprescindible que moriría en 1996.
Por eso llama mucho la atención que este libro trace un círculo que se abre con la evocación autobiográfica de la memoria personal en "Botín de guerra", el primero de los ensayos, y se cierre con un homenaje necrológico a la memoria del otro, “En memoria de Stephen Spender”.
En medio, en orden cronológico, textos de una gran variedad temática que hablan de los diversos intereses intelectuales, literarios, éticos y políticos sobre los que se proyectó la curiosidad de Brodsky, que aprovechó en ellos muchas de las posibilidades expresivas que le permitía el género del ensayo en sus diferentes subgéneros: desde la forma epistolar -en la "Carta a un presidente" y en la "Carta a Horacio"- a la conferencia – "Perfil de Clío" o "El maullido de un gato"-, pasando por homenajes literarios como el que dedica a Marco Aurelio y a nuestra relación con la antigüedad, por cursos de literatura como el que da título al volumen o por el diario de viaje en "Después de un viaje, u homenaje a las vértebras".
La relación entre el exilio y la escritura, la guerra fría, la poesía y la conciencia, la función social del escritor, la literatura como forma de certidumbre moral o la libertad como expresión de la responsabilidad personal son algunas de las líneas maestras de estos ensayos en los que Brodsky evoca su cultura originaria y el descubrimiento de la tradición occidental hasta conseguir la fusión en su obra de la poesía de Ajmátova con Robert Frost, de Auden con Mandelstam, de Tsvietáieva con Spender.
Desde la meditación sobre la soledad (La soledad es el hombre al cuadrado) o sobre la libertad (Un hombre libre, cuando fracasa, no echa las culpas a nadie), la punzante inteligencia de Brodsky, con una eficaz combinación de narratividad e ironía, de profundidad y cercanía, explora en estos ensayos el lugar de la poesía y el papel del poeta:
Quien escribe un poema no lo escribe porque pretenda alcanzar la fama en la posteridad, aunque suele albergar la esperanza de que el poema le sobreviva, al menos durante un tiempo. Quien escribe un poema escribe porque la lengua le inspira –cuando no le dicta- el siguiente verso.
Del dolor y la razón es uno de esos inagotables libros de cabecera que invitan a la lectura y a la relectura, porque están llenos de matices y sutilezas e indagan de manera constante en la vinculación entre la experiencia estética y la conciencia moral del individuo:
Cuanto más rica sea la experiencia estética de una persona, más sólido será su gusto, más agudo su enfoque moral, y más libre (aunque no necesariamente más feliz) podrá ser él.
Santos Domínguez