Antón P. Chéjov.
Cuentos completos
(1880-1885).
Edición de Paul Viejo.
Páginas de Espuma. Madrid, 2013
Natalia Ginzburg resumía los cuentos de Chéjov con una imagen intuitiva y precisa: su obra es la de alguien que nos abre una puerta o una ventana y nos deja mirar dentro de la casa por un momento. Luego, la misma mano que la había abierto, cierra la ventana o la puerta.
Narrador de voz baja, Anton Chéjov construyó su universo literario con lo fugaz y lo secundario. En sus relatos abiertos conviven misteriosamente la levedad y la intensidad, la emoción y la distancia, se armonizan la ironía y la piedad, el humor y la tristeza. Es la vida con minúsculas en una literatura de sobreentendidos que requiere la complicidad del lector para asumir ese mundo que está en sus relatos breves.
Acaba de llegar a las librerías el primer tomo de sus Cuentos completos en una edición cuidada por Paul Viejo y publicada por Páginas de Espuma. Es la primera vez que se acomete en el ámbito hispánico un proyecto tan ambicioso como el de reunir a lo largo de cuatro años y en cuatro volúmenes toda la narrativa breve del maestro ruso, uno de los fundadores del cuento contemporáneo, en las versiones de sus mejores traductores al español.
En este primer volumen, precedidos de un estupendo prólogo de Paul Viejo, se recogen sus cuentos iniciales, 240 relatos escritos durante el primer lustro de su actividad literaria, y algunos inéditos en español, entre los que asoman ya obras maestras del género como El camaleón, La cerilla sueca, Ostras o Flores tardías.
La mirada compasiva y honda de Chéjov, menos optimista que piadosa, está rayando aquí cerca de la altura de sus mejores relatos. Una mirada magistral que vive en el matiz y en la sutileza con que construye a los personajes, en las contradicciones de sus comportamientos y en la economía de la elipsis, en la intensa emoción que habita en lo trivial, en la desesperanza contenida, en la ausencia de patetismo gesticulante, en unos silencios que son más significativos que las palabras que los ocultan.
La sutil mirada de Chéjov, que a diferencia de Dostoievski o Tolstoi nunca contempla a los personajes desde arriba, sino cara a cara, teje un hilo invisible y persistente que los une, como la melancolía invisible y la tonalidad persistente de su literatura une a Chéjov con Cervantes y con Shakespeare en la construcción de un universo narrativo en el que conviven ricos y pobres, sinceridad y simulación en una indagación honda y fundacional.
Si hace unos años Páginas de Espuma publicó una memorable edición comentada de los Cuentos completos de Poe, y posteriormente una edición monumental en dos tomos de los relatos de Maupassant, la publicación de casi cinco mil páginas con los más de seiscientos cuentos de Chéjov en cuatro tomos culminará el mapa de ese bosque literario original y prodigioso que funda la narrativa breve contemporánea.
Si hace unos años Páginas de Espuma publicó una memorable edición comentada de los Cuentos completos de Poe, y posteriormente una edición monumental en dos tomos de los relatos de Maupassant, la publicación de casi cinco mil páginas con los más de seiscientos cuentos de Chéjov en cuatro tomos culminará el mapa de ese bosque literario original y prodigioso que funda la narrativa breve contemporánea.
Santos Domínguez