Paul Valéry.
Cuadernos (1894-1945).
Selección e introducción de
Andrés Sánchez Robayna.
Traducción de Maryse Privat,
Fátima Sainz y Andrés Sánchez Robayna.
Galaxia Gutenberg /Círculo de Lectores. Barcelona, 2007.
Cuadernos (1894-1945).
Selección e introducción de
Andrés Sánchez Robayna.
Traducción de Maryse Privat,
Fátima Sainz y Andrés Sánchez Robayna.
Galaxia Gutenberg /Círculo de Lectores. Barcelona, 2007.
Paul Valéry dejó a su muerte 261 cuadernos que había empezado a escribir en 1894 como resultado de una crisis de creatividad que le llevó a pensar que no estaba a la altura de Rimbaud o Mallarmé y a abandonar temporalmente la poesía.
Lo que empezó como una mera válvula de escape se convirtió primero en una costumbre y luego en un admirable vicio creativo. Durante más de medio siglo, hasta el mismo año de su muerte en 1945, Valéry escribió estos Cuadernos "entre la lámpara y el sol." Se publicaron póstumamente en Francia en edición facsímil de 29 tomos y 26.600 páginas que son el testimonio de su curiosidad intelectual y su voluntad de conocimiento.
Lo que empezó como una mera válvula de escape se convirtió primero en una costumbre y luego en un admirable vicio creativo. Durante más de medio siglo, hasta el mismo año de su muerte en 1945, Valéry escribió estos Cuadernos "entre la lámpara y el sol." Se publicaron póstumamente en Francia en edición facsímil de 29 tomos y 26.600 páginas que son el testimonio de su curiosidad intelectual y su voluntad de conocimiento.
En España Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores publica ahora una amplia selección, preparada por Andrés Sánchez Robayna, de estos Cuadernos que son el deslumbrante diario intelectual de Valéry.
Emparentados con los Fragmentos de Novalis y con el Zibaldone de Leopardi, en sus páginas hay materiales muy diversos, que expresan en su variedad la riqueza del mundo intelectual, literario y humano de Valéry: aforismos, poemas en prosa, dibujos, fórmulas matemáticas, disquisiciones filosóficas, ideas sobre arte y estética, apuntes psicológicos, reflexiones políticas, biográficas, de crítica literaria o sociología son algunas muestras estos "pensamientos del alba", como los llamó Valéry.
Al alba, un hombre piensa, escribe y dibuja, como recuerda Sánchez Robayna en su introducción. Textos y temas que rectifican la imagen de un poeta cerebral, puro y distante al que estábamos acostumbrados, para situarnos ante un pensador lúcido del que dijo Octavio Paz que era el gran filósofo francés de su época y el de influencia más persistente.
Al alba, un hombre piensa, escribe y dibuja, como recuerda Sánchez Robayna en su introducción. Textos y temas que rectifican la imagen de un poeta cerebral, puro y distante al que estábamos acostumbrados, para situarnos ante un pensador lúcido del que dijo Octavio Paz que era el gran filósofo francés de su época y el de influencia más persistente.
Hay en los Cuadernos, además de la previsible meditación de un escritor sobre sus procesos creadores, sobre la función de la poesía y la reflexión estética o ética sobre la literatura o el arte, una exploración amplísima de la realidad, una visión del mundo elaborada con múltiples materiales ( borradores y notas, apuntes y reflexiones, destellos y chispazos) sobre múltiples materias (Filosofía y Matemáticas, Memoria y Tiempo, Sueño y Conciencia, Ciencia y Política...) hasta completar los 31 apartados en los que se estructura temáticamente el conjunto, un intento de acotar el material amplio y disperso de estos Cuadernos que son muchas cosas a la vez: el taller de escritura de un creador excepcional, el diario intelectual de una mente inquieta, la enciclopedia íntima de un hombre curioso, un repertorio filosófico, la summa de un pensamiento radicalmente libre... La construcción, en definitiva, de una imagen coherente y compleja del mundo.
Creación y reflexión, pensamiento en marcha e iluminaciones que surgen de los tanteos del borrador, vicio y oficio de Penélope, testimonio de los procesos creativos y mentales de aquel cerebro siempre en vigilia (como el de Poe según Baudelaire) que causaron la admiración incondicional de intelectuales solventes como Octavio Paz, Theodor W. Adorno o T. S. Eliot, que reconocieron su lucidez y su poderío intelectual.
Santos Domínguez