Jordi Amat.
Vencer el miedo.
Vida de Gabriel Ferrater.
Tusquets. Barcelona, 2022.
El día que Carles Riba murió, Gabriel Ferrater tenía treinta y siete años y casi dos meses. Por la tarde, cuando se enteró de la noticia, se encaminó hacia el piso de República Argentina con vistas sobre el puente de Vallcarca donde Riba había vivido con Clementina Arderiu desde el retorno del exilio. Durante los últimos tiempos, Ferrater había pasado horas en la habitación donde se celebraba la tertulia. Había memorizado comentarios de Riba sobre poesía, anécdotas de medio siglo de cultura. No las olvidaría. Quizás ningún magisterio había sido como el de Riba. Informal, exigente, de altísimo nivel: un día Kavafis y otro March, y otro las relaciones entre la política y los intelectuales. Habían hablado de la poesía de Riba y de la suya, la que había empezado a escribir, pero no había publicado. «Si sigue esperando a publicar sus poemas, se le pasará el arroz», decía Ferrater que le había dicho Riba, «perderá el tiempo». La noche antes Ferrater había sabido que a Riba lo habían operado de un viejo problema hepático y le comentaron que el pronóstico era bueno. Murió al cabo de pocas horas.
Aquel domingo, 12 de julio de 1959, en que muere Carles Riba, es el momento elegido por Jordi Amat como punto de partida de Vencer el miedo. Vida de Gabriel Ferrater, que publica Tusquets en su imprescindible colección Tiempo de Memoria.
Heterodoxo y atípico, lúcido y provocador, una máquina mental perfecta, como lo definía Carlos Barral, Gabriel Ferrater (1922-1972) aún no ha publicado el primero de los tres libros que lo consagrarían como uno de los poetas fundamentales de la literatura catalana contemporánea, pero -recuerda Jordi Amat- “prepara una ruptura literaria que será también una revolución moral: una manera más honesta de concebir la imaginación literaria para mirar la vida con plena lucidez. Después de él nada podrá volver a ser igual. Esta es la hipótesis de esta biografía.”
Además de intelectual sólido y brillante, además de escritor excepcional, Gabriel Ferrater fue un conocedor privilegiado de la cultura europea y ejerció una influencia decisiva sobre Gil de Biedma y Barral, a quienes descubrió la poesía anglosajona y la obra crítica de Eliot y Auden.
Antes de su silencio precoz, con el que puso fin a una actividad poética súbita y fugaz, escribió en seis años, entre 1958 y 1963, el centenar largo de poemas que configuran su poesía completa, que reunió en 1968 en el volumen Les dones i els dies, Las mujeres y los días, que Lumen publicó en español en 2002.
La soledad, el miedo, la muerte son algunos de los temas que convocan sus versos. Y esos son también algunos de los motivos que recorren los siete capítulos de Vencer el miedo, un hondo relato biográfico que coincide con el centenario de Gabriel Ferrater y que es una incursión en su deslumbrante presencia y su abrumadora brillantez, en su significación modernizadora y europeizante en la poesía catalana contemporánea, en su ética de la vida moral y poética, en la capacidad provocadora de su inteligencia corrosiva, en su trato constante con el miedo: “el miedo es mi especialidad”, le decía a su madre en una carta de 1963.
Pero Jordi Amat no rehúsa entrar también en las abundantes zonas de sombra que rodean su figura: en sus fantasmas personales, en su problemática relación con el alcohol y los tranquilizantes, en sus tendencias autodestructivas, en el sonrojante exhibicionismo del intelectual vanidoso que necesita ser escuchado sobre todo por las muchachas en ambientes ridículos como las tabernas nocturnas con un inseparable vaso largo de ginebra Giró, en el perfil del personaje despreciable que perseguía “tobillos jóvenes” (la lamentable expresión es suya), en las contradicciones de aquel indolente señorito de posguerra que acaba el Bachillerato con casi 25 años, aquel heterodoxo y “refinado burgués parisino”, como lo definían los círculos comunistas catalanes, que no asumían la denuncia de sus asesinatos durante la guerra civil, en el miedo y la angustia que intentó combatir con la bebida y con el sexo, en sus enfermedades y sus neurosis o en las tendencias suicidas que sustanció el jueves 27 de abril, cuando entró definitivamente en la sombra espesa:
Se hunde. Ha perdido el miedo a la sombra espesa. Ha leído que este método es rápido. Incluso lo ha comentado alguna vez. Quizás bebe. Quizás toma las pastillas para dormir. Se pone la bolsa en la cabeza, la ata con una cinta. Se asfixia.
Con este párrafo cierra Jordi Amat esta espléndida e intensa biografía de Gabriel Ferrater: “Este libro está dedicado a un poeta, pero no es un libro sobre poesía. Esta biografía la protagoniza un crítico excelente, pero no es un estudio de historia cultural ni tampoco de teoría de la literatura. Incorpora reflexiones sobre cultura y poesía, pero su centro es la vida de un hombre. Su propósito es tratar de responder a la pregunta de quién fue Ferrater modelando una identidad narrativa a partir de la máxima información cierta y disponible. La historia de un hombre de inteligencia privilegiada que fue feliz cuando, a pesar de saberse perseguido por sus demonios, consiguió vencer el miedo si al lado tenía una mujer joven que lo amara. Sabía, como sabía March, como sabía el Riba de plenitud, que aquello que somos, esencialmente, es un cuerpo, un tiempo de historia para que lata un corazón salvaje y así, en ese movimiento humano, hacerse consciente de uno mismo con la radicalidad que implica conocerse. Este, en todo caso, es mi Gabriel Ferrater.”
Santos Domínguez