Santiago Muñoz Machado.
Cervantes.
Editorial Crítica. Barcelona, 2022.
“El inteligente escritor, sea por el gusto de dejar la traza de los episodios más memorables de su vida, sea porque barruntaba que nadie se encargaría de darla a la imprenta, plasmó en sus obras mucha información sobre sí mismo. No es completa, desde luego, y se centra, sobre todo, en su obra literaria, pero aparecen dispersos pasajes que han tenido en cuenta todos los investigadores. Que Cervantes trató de asegurar su propia inmortalidad, desconfiado como estaba de que se ocupara nadie de contar su vida después de muerto, dejando muchas pistas de su paso por la tierra, ya lo había observado Antonio de Capmany y de Montpalau a finales del siglo XVIII. En su Teatro histórico-crítico de la eloquencia española comenta lo siguiente:
“... sabemos que ningún medio omitió Cervantes de cuantos podían prometerle una inmortal celebridad: supo hacerse justicia a sí mismo, ya que el público se la negaba, para que sus admiradores en los tiempos venideros no titubeasen sobre el valor que debían dar a su trabaxo. A la verdad, que si no trabaxó mucho para sus adelantamientos y bienes de fortuna, no por eso se olvidó, a imitación de casi todos los escritores de su tiempo, de pasar a la memoria de los siglos futuros las noticias más halagüeñas a su amor propio, de sus méritos y servicios. En los prólogos, en las dedicatorias, en las introducciones de sus libros, en sus composiciones alegóricas, en prosa, en verso, no perdió coyuntura jamás de hablar de sus tareas, viages, servicios, destinos, desgracias, protectores, amigos y enemigos. Y aun Cervantes, a pesar de su modestia, parece pretendió exceder a todos, pues, como si temiera de quedar desconocido entre las gentes venideras, describe sus enfermedades, sus facciones, y hasta sus imperfecciones corporales, aun aquellas que no podía expresar la pintura, pues, a la manquedad de su mano izquierda de que se honraba dignamente, añadió el defecto de su habla tartamuda.”
Las biografías de Cervantes han incluido siempre esos imprescindibles datos autobiográficos que fueron, además, los únicos que durante más de un siglo permitieron conocer algunos pasajes de su vida. La selección de los mismos es delicada porque, claro está, toda la obra de Cervantes trasluce experiencias propias y muchas narraciones están inspiradas en sucesos en los que participó o le afectaron personalmente”, escribe Santiago Muñoz Machado en su espléndido Cervantes, que publica Editorial Crítica en una magnífica edición.
Una biografía que toma como punto de partida las alusiones autobiográficas que el autor fue dejando en sus obras -“la autobiografía escrita por el propio Cervantes”- y que a partir de ese hilo conductor, tramado como un intenso recorrido por su literatura, organiza y revisa críticamente los materiales que la investigación cervantina ha ido recogiendo y aportando a lo largo de tres siglos, desde la fundacional biografía que redactó Gregorio Mayans en la primera mitad del siglo XVIII hasta la actualidad.
“El propio escritor -afirma Muñoz Machado- había dejado escrita en sus obras una fragmentaria autobiografía que sirvió de mucha ayuda a los biógrafos desde el principio. Se han despejado casi todos los mitos y relatos fabulosos mantenidos a lo largo de los siglos, pero los estupendos tratados biográficos existentes aún incurren con frecuencia en el serio defecto de no explicar las fuentes ordenadamente, para que pueda saberse la deuda que tenemos con cada investigador, o el de mezclar la biografía con sucesos novelados o dramatizados, recreando y deformando los hechos.”
Desde ese planteamiento inicial, esta no es una simple biografía de Cervantes, una reconstrucción exhaustiva y rigurosa de su “vida azarosa y novelesca” -desde su decisivo viaje a Italia a sus prisiones argelinas y sevillanas; desde su frustrada aspiración a obtener algún cargo vacante en las Indias a las mujeres de su entorno; de sus aliados y protectores a sus enemigos-, sino también una historia del cervantismo y de la creación del mito del Quijote y sus comentaristas, que reflejan la evolución interpretativa de esa novela inagotable. Es además un minucioso repaso de las claves más significativas de su obra y un rastreo meticuloso de sus fuentes orales y escritas, con especial atención a las tradiciones populares que emergen en su literatura.
Esta obra monumental, con su extenso aparato de notas y sus doscientas páginas de abrumadora bibliografía, está llamada a convertirse en un texto de referencia del cervantismo y, entre el ensayo histórico y la crítica literaria, explora los vínculos entre la literatura y la vida de Cervantes y reconstruye su contexto histórico, literario y vital para abordar la trayectoria vital del escritor y los ejes temáticos en torno a los que levantó el admirable edificio de su literatura, que se enfoca en este ensayo como espejo de su época y de la realidad social y humana sobre la que Cervantes proyectó su conciencia crítica, su mirada comprensiva o su ironía.
Una conciencia y una mirada transmutadas en la literatura inagotable del mayor de los clásicos españoles, creador de un mundo propio en el que reunió ejemplarmente experiencia e invención, idealismo e ironía, ficción y realidad.
Santos Domínguez