4/3/22

Joaquín Márquez. Bromuro de plata


Joaquín Márquez.
Bromuro de plata.
Selección de Juan José Vélez Otero.
Valparaíso Ediciones. Granada, 2022.

SUICIDA EN LA GIRALDA

 Del árbol de la fe, fruto sombrío,
miró a mañana, y de esperanzas falto,
meditó en la hermosura de aquel salto
y nombró emperador a su albedrío.

Nunca se pudo imaginar tan alto,
ni imaginó tan alto escalofrío;
arriba un sol de oro, abajo el río
como una larga sierpe de cobalto.

Quiso apurar la copa de la vida,
y en una silenciosa despedida
atravesó la luz de parte a parte.

Y puso colofón a su tristeza
con el paso fugaz por la belleza,
en la más radical obra de arte.

Ese magnífico soneto de Joaquín Márquez (Sevilla, 1934-Sanlúcar, 2020) de su libro Puente de los suspiros, forma parte de la antología Bromuro de plata, que publica Valparaíso Ediciones.

Una espléndida selección preparada por Juan José Vélez Otero, que recoge una muestra representativa de la voz poética de Joaquín Márquez, en una convivencia natural de diversidad tonal y variedad de metros que se ajustan a los ritmos interiores de la emoción, el recuerdo y la experiencia, nutrientes fundamentales de una poesía brillante y potente.

Del soneto al verso libre, del alejandrino o el endecasílabo al arte menor asonantado de aire tradicional, de la silva a la soleá, conviven en estos versos lo culto y lo conversacional, lo cotidiano y lo universal, la anécdota festiva y la dolorosa evocación elegíaca, el instante detenido en la memoria, la experiencia recreada en el ritmo comedido y en la imagen iluminadora. 

Entre el relámpago de la metáfora y la reflexión severa y honda, entre la cima de la Torre Eiffel y la Giralda, entre lo lírico y lo narrativo, entre el amor y la muerte que están tan presentes en sus libros, por debajo de la variedad recorre estos poemas una corriente continua de verdad cordial y de cuidado de la palabra, de emoción ante la belleza y conciencia del tiempo. 

Y al fondo, muy al fondo, detrás de la ironía y la distancia, una mirada dolorida que emparenta a Joaquín Márquez con el Barroco andaluz a través del tema del sueño, una constante vertebral de su poesía, o de la simbología del agua y el espejo, que aparece en este Puente de Triana:

Frustrado Ulises, vengo  
al puente de Triana  
a mirar cómo el agua  
zarpa hacia ayer, sin otra embarcación  
para la travesía  
que la de mi memoria.  
Y el cactus del recuerdo con sus púas  
dolorosas, me apresa;  
consuelo al que me presto  
como quien martiriza  
su corazón con un puñal de oro.

Santos Domínguez