25/12/20

Los antecedentes penales del blanco


 Juan Carlos Mestre.
Los antecedentes penales del blanco.
Selección y prólogo
de Raquel Ramírez de Arellano.
El sastre de Apollinaire. Madrid, 2020.
 
CEMENTERIO THYSSEN

según el inventario del cementerio thyssen la lejía está fresca la equivalencia de las mascotas el amasijo de chatarras amaestradas por la fritanga de barones y el apólogo de los criminales tedescos. periódicamente el reich entiéndelo como quieras se hace presente. la curtiduría de los judíos junto a las aguas teñidas de sílice lo equivalente a un delito la martingala de cuanto viene a picotear con su hocico de manteca la luna del corpus. allí lo reformativo besa al benevolente un alter ego de amedeo modigliani sefardita criado en las tetas de una loba. besa a los mismos lobos que viven en las nubes de toledo al comediógrafo doménico el greco príncipe de los extintos. tómalo como quieras entiéndelo como quieras. alberto durero cuenta con los dedos la calderilla de las plusvalías negras la mandorla de saint honoré expoliada por los nazis. según el inventario del cementerio thyssen la lejía está fresca las regaderas de barniz jurídico la prosa poética desde homero a los jesuitas. es la lírica de los lanzallamas la que se hace presente en los cuadros de watteau la convicción moral del estigma nocturno innombrable bajo la prosa crítica. un tal molière hablando en la escuela de mujeres sobre los caballos azules sobre el érase una vez lo innato a las cosas hurtadas. el artesano moore piensa en la agilidad de los cuerpos cézanne en los hombres sentados ante un frutero de vesículas. toda luz todo cuerpo es la imitación pornográfica de una escultura griega. no hay otra desnudez bajo el puente de waterloo las aguas se abrazan dentro del agua los bienaventurados no regresan a lo bienaventurado. es la invariabilidad de la dinastía lo que habita los yesos de la duquesa de sutherland es la doma de las bibliotecas por el bandolero y la libertad condicional de los huelguistas de grosz. son venus y cupido y los pentámetros de la reverencia y las musculaturas de rubens. lo espurio del latín spurius lo bastardo del francés bastard. según el inventario del cementerio thyssen es la ninfa en la fuente es lucas cranach ministro de cultura el viejo subsecretario de hacienda
 
Ese texto, extraído del Museo de la clase obrera, es uno de los treinta y cinco poemas que forman parte de la antología de tema pictórico Los antecedentes penales del blanco, que publica El sastre de Apollinaire.Se ha ocupado de la selección Raquel Ramírez de Arellano, que abre su prólogo con estas palabras: “Mestre todo lo es como un acto de insurgencia: enciende lámparas, despierta bestias, provoca el alzamiento de las estrellas. Inabarcable y multitudinario; puro, exclusivo, escueto nos lanza al mar sobre una lancha motora que nos conduce al encuentro de unas misivas poéticas donde la vida podría ser imagen y podría ser signo.
«Cada acto creativo es radicalmente autosuficiente y autárquico, y solo de la suma de lo aislado, puede decirse que surge la posibilidad, siempre otra, de la obra sola, de ese acto de extrema soledad que es la pieza, el poema, el artefacto artístico», ha dicho el poeta. cada uno de estos poemas suponen pues un acto creativo único e independiente que guardan en esta antología, ut pictura poesis, esa relación coincidente del que ha utilizado un código determinado, ¡hágase la luz: oh, la pintura! Y lo ha transformado en cacharro o artilugio poético.
Los lectores de Mestre somos ángeles civiles amotinados en la pulpa de las palabras, la pulpa son las metáforas, las palabras el único misterio posible por el que pretender salvarse.
Se piensa que el xilófono de la lluvia ha decidido chocar su batuta contra la esfera de los charcos. Poesía: paraguas agujereado que presta al ujier de los cielos los días desapacibles. Poesía: convocatoria a la asamblea de insumisos que llegan a consenso entre los significados y las estrellas, la ironía y la noche, la delicadeza y los rascacielos o el simple amor incondicional por las palabras.”

Procedentes de seis de los últimos libros de Juan Carlos Mestre, desde La casa roja hasta Museo de la clase obrera, los poemas de esta antología, en la que conviven Patinir y Chagall con Picasso y Miró, Duchamp con El Bosco o Giotto con Max Ernst, adquieren una nueva dimensión en el nuevo contexto que relaciona unos poemas con otros en un diálogo sinestésico -Oír lo blanco- e iluminador del que participan poemas como este Balthus, de La bicicleta del panadero:

Es imposible encerrarse con el Marido de la Noche
cuando la música de los pasatiempos abandona el cuento de Balthus
y el enfermero se encoge de hombros.
Difícilmente sentiré vergüenza:
He puesto mis manos sobre el consejo
y la amenaza de su justicia se ha convertido en mi compañera.
Un hombre venerable es un escarmiento que no se debería repetir.
Según los sacerdotes, herederos del somier y la medicina de la sal,
los rudimentos del jabalí evolucionan libremente
siguiendo un plan trazado por el infortunio del herrero
y el empañado cerebro de la golondrina marina.
La felicidad será el día siguiente:
El coche con un domador espera a la puerta.
Y mi noble amor habla con lo que empieza a dormirse.

Huele a espejo en lo que empieza a dormirse:
Un púber, sinónimo de adolescente,
también pueden elegir entre núbil, joven o mozo,
que enfermo de malaria orina zafiro sobre un cuadro de Balthus,
ese lugar donde los fanfarrones sacan sus pies por debajo de la infancia
para congraciarse con los profesionales del contratiempo.
Y mi noble amor habla con lo que empieza a dormirse.
 
Suponiendo que lo que vemos en Balthus no sea el propio paisaje de Balthus,
sino una rodilla con forma de montaña a la que se acerca el animalito burgués,
cualquiera de las excusas de un gato que abandona el platillo de leche
para lamer las cerezas de la condesa Klossowska de Rola,
conocida como Setsuko entre los alpinistas que merodean el chalet,
ha de ser considerada una estratagema del carnicero de armiños
con destino al baile de los populares abrigos surrealistas.
Aunque de lo dicho se podrían deducir dos hipótesis,
una relacionada con las gardenias japonesas,
otra con el silencio anulado por la música de Mozart,
ninguna de las dos va más allá que un cangrejo con ojos azules.
Y mi noble amor habla con lo que empieza a dormirse.
 
La ambigüedad de los exhaustos arriesga en cada visión
una vida destinada a las carnestolendas de los museos,
gente como Sharon Stone o el barón Philippe de Rothschild
jugando sobre las alfombras de genciana con el perro del collar rojo.
Un hombre impecablemente vestido entra en la casa de Giacometti,
lleva un tablón blanco y las mujercitas familiarizadas con la mortaja,
los ojos abiertos como medicinales kimonos,
cruzarán las piernas digamos que para rezar.
Y mi noble amor habla con lo que empieza a dormirse.
 
Nada se sabe y conviene no saberlo de cuánto ha de durar la vida,
los corazones rubios suben los peldaños de dos en dos,
las baronesas cargan los fusiles con mayonesa para defenderse de la guillotina
y mi noble amor habla con lo que empieza a dormirse.

Porque también el del poeta es oficio de mirar, como se sabe después de siglos de relación fructífera entre la imagen y la palabra.
 
Santos Domínguez