“El poema visual en los tiempos del meme. El azar como gran regidor del universo y del intelecto. Joan Brossa en el café con José-Miguel Ullán. La ética como bomba de relojería. Los trazos de una roseta característica y aleatoria. De los petroglifos al arte postal. Una pelea entre Tzara y Breton deja retales y eso siempre es útil para un buen sastre de sietes”, escribe Agustín Sánchez Antequera en el Previo -Una chispa que dura- con que presenta Etime, el último libro de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán, que publica El sastre de Apollinaire.
Ningún pórtico más adecuado que ese espléndido texto para introducir al lector en este libro de poesía visual de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán, uno de los autores más seriamente comprometidos con la experimentación poética. Es el suyo un compromiso radical que se mueve siempre en los límites de la palabra y el sentido para proyectar desde ese territorio una mirada crítica, distante en su lucidez, cercana en su implicación con la realidad y siempre lejos de la conformidad.
Con los collages de Etime Muñoz Sanjuán vuelve a ese territorio de frontera en el que se desenvuelve su concepción poética, al vértigo de la palabra y la imagen en el borde del precipicio al que alude el topónimo guanche que ha elegido para titular el libro.
Coja un periódico.
Coja unas tijeras.
Escoja en el periódico un artículo de la longitud que quiera darle a su poema.
Recorte el artículo.
Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa.
Agite suavemente.
Ahora saque cada recorte uno tras otro.
Copie concienzudamente en el orden en que hayan salido de la bolsa.
El poema se parecerá a usted.
Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo.
Coja unas tijeras.
Escoja en el periódico un artículo de la longitud que quiera darle a su poema.
Recorte el artículo.
Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa.
Agite suavemente.
Ahora saque cada recorte uno tras otro.
Copie concienzudamente en el orden en que hayan salido de la bolsa.
El poema se parecerá a usted.
Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo.
Esa era la fórmula que proponía Tristan Tzara “para hacer un poema dadaísta.” Lo que hace MAMS en Etime es muy distinto. En sus collages, ni el juego provocador ni el azar juegan ningún papel. Se trata de otra cosa: de explorar los múltiples sentidos que generan las posibilidades combinatorias de las palabras, los sintagmas y las frases, que adquieren en cada texto una consistencia mayor y una entidad más versátil que la que tienen en un texto convencional.
En estos textos de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán las palabras se ordenan y cobran relevancias diversas, crecen y se jerarquizan gráficamente a partir del aprovechamiento de los valores significantes que dan el tamaño, el cuerpo, el tipo o el color. Y se convierten en reflexiones en voz baja sobre la creación poética, en preguntas existenciales al vacío, en iluminaciones en la sombra, en aforismo agudo, en grito de protesta o en propuestas como esta, que surge de la suma de miedo y lucidez de la que nace el poema:
En estos textos de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán las palabras se ordenan y cobran relevancias diversas, crecen y se jerarquizan gráficamente a partir del aprovechamiento de los valores significantes que dan el tamaño, el cuerpo, el tipo o el color. Y se convierten en reflexiones en voz baja sobre la creación poética, en preguntas existenciales al vacío, en iluminaciones en la sombra, en aforismo agudo, en grito de protesta o en propuestas como esta, que surge de la suma de miedo y lucidez de la que nace el poema: