Abel Murcia.
Trashumante.
Valparaíso. Granada, 2018.
Hay en la poesía contemporánea una línea constante y fecunda que explora desde una nueva perspectiva, occidental y moderna, las posibilidades expresivas del haiku japonés para reunir en composiciones breves la intensidad expresiva del verso corto, el chispazo instantáneo de las sensaciones y el reflejo en el paisaje del estado de ánimo del poeta contemplativo. Pound fue uno de los primeros en abrir ese camino que en la poesía en español tiene uno de sus mejores representantes en Octavio Paz.
A esa línea se incorporan los textos de Trashumante, el nuevo libro que Abel Murcia publica en Valparaíso. Organizado en secuencias poéticas de tres estrofas con tres versos encadenados según un esquema que recuerda los cancioneros provenzales y galaico portugueses, pero que enlaza también con la técnica paralelística de reiteraciones y variaciones de las piezas de jazz, en Trashumantes la levedad de las sensaciones y la brevedad del verso crean un efecto creciente de sugerencia en el lector:
cuadro de invierno
abedules miméticos
visten de nieve
visten de nieve
silenciosos desnudos
los troncos blancos
los troncos blancos
desnudos abedules
crean un mundo
Poesía de la mirada reflexiva que aspira a resumir la quietud del momento, fijado en el aquí y ahora del poema, en la imagen sutil que crea una naturaleza animada mediante la contemplación descriptiva y la memoria evocadora, con la emoción proyectada en el tiempo y el espacio:
en estos muros
el tiempo se detiene
se vuelve vida
se vuelve vida
vaho de los cristales
luz subrepticia
luz subrepticia
cristal ajeno al tiempo
arroyo inmóvil
Y todo ello expresado con la sintaxis recortada de una poesía del matiz que tiende al silencio desde la palabra exacta que nombra y que sugiere:
busca la tinta
la expresión del silencio
sobre el papel
sobre el papel
los sonidos son trazos
llenos de vida
llenos de vida
los trazos del silencio
tienen voz propia
Santos Domínguez