31/5/17

Juan Carlos Mestre. Historia natural de la felicidad


Juan Carlos Mestre.
Historia natural de la felicidad. 
Antología esencial.
Antología y prólogo de Jesús Aguado.
Fondo de Cultura Económica. Madrid, 2014.

Preparada y prologada por Jesús Aguado, la antología esencial de Juan Carlos Mestre que publica el Fondo de Cultura Económica con el título Historia natural de la felicidad reúne una muestra muy amplia y significativa de su poesía en tres secciones que representan otros tantos momentos creativos de su autor entre 1981 y 2014, con una clave de bóveda que es La tumba de Keats, que ocupa aquí, como en la produección de Mestre, un lugar central.  

Un último apartado, Museo de la clase obrera, ofrece seis poemas inéditos que preceden al epilogo –“La estilográfica del naturalista”- en el que el poeta resume el sentido de su escritura en la Luz de “las palabras que apenas en su balbuceo valen tanto como la resurrección de los muertos. Un lenguaje que desea comprender, entre la ira y la misericordia, la ignorancia del cálculo, el corazón numérico y la unificación del abismo en la resonancia del nombre.” 

Esa luz es la que invoca también Jesús Aguado en su prólogo, cuando habla de la poesía de Mestre como la de un autor “necesario, esencial” que “por estar atento a la felicidad natural de las cosas, sabe extraer de estas lo mejor de sí mismas cuando se le aparecen sanas, plenas en su ser parte del mundo, y, cuando esto no es así, se entrega en cuerpo y alma a rescatarlas del no-lugar o rincón oscuro donde se hallan secuestradas para que no tarden demasiado en regresar a la luz.”

Una escritura levantada sobre los cimientos de la memoria y amasada con la conciencia poética y social de Juan Carlos Mestre, que eleva una muralla de dignidad frente a la injusticia, un muro de resistencia a la humillación, una torre desde la que se denuncian las mentiras del poder. 

Desde el monólogo autorreflexivo o el diálogo emocional con el tú del lector, que se funde machadianamente con el yo en la cercanía de una voz oracular que recoge la ceniza de las palabras que caen desde un extraño mundo como copos de nieve, la poesía de Juan Carlos Mestre habita un territorio verbal de enorme potencia y de gran carga emocional, como en este Eclipse con Rimbaud, un texto de La casa roja que forma parte de la tercera sección de la antología:

He pasado la mitad de mi vida en la oscuridad.
He descargado camiones de oscuridad.
He bebido toda la oscuridad.
He dormido con la oscuridad.
He amado la oscuridad y me he acostado con ella.
He tocado las piedras de la oscuridad hasta herirme las manos.
He repetido tu nombre en la oscuridad.

Los pescadores cantan en la niebla de la oscuridad.
Los jóvenes sin vida están despiertos en la oscuridad.
Los músicos y las rameras guardan su corazón en la oscuridad.

He soñado con la oscuridad la mitad de mi vida.
He hospedado mi juventud en el cáñamo de la oscuridad.
He desnudado a la oscuridad y gozado con ella.
He acariciado con dedos de pastor el sexo de la oscuridad.

La oscuridad es la oración de los acordeones nublados.
La oscuridad vive en las palabras que descifran la muerte.
La oscuridad habita los suburbios de la belleza.

Dad de ladrar al perro de la oscuridad.
Oíd la lepra sagrada de la oscuridad.

Su ambición imaginativa, su ruptura con la sintaxis previsible,  su desobediencia reivindicativa, su alternativa a la semántica convencional hacen de esta poesía una actividad fundacional desde la que se defiende la posibilidad de la utopía. 

Al alto voltaje poético, simbólico y verbal que contienen los libros del autor, se suma a menudo un torrente circulatorio que se alimenta de lo más hondo de la experiencia y de la memoria, del conocimiento del dolor y de la reivindicación de la felicidad.

Santos Domínguez