Fernando Broncano
y David Hernández de la Fuente (eds.)
De Orfeo a David Lynch.
Escolar y Mayo. Madrid, 2015.
Del mito al logos, de lo mágico a lo simbólico y de la antigüedad clásica a la contemporaneidad en un proceso que abarca lo humanístico y lo tecnológico, la filosofía y la poesía, la música, la pintura o el cine.
Esos son algunos de los itinerarios que recorren los quince ensayos recogidos en el volumen De Orfeo a David Lynch que publican Escolar y Mayo Editores con la coordinación de Fernando Broncano y David Hernández de la Fuente.
Un volumen colectivo que reúne las ponencias de un curso celebrado en 2010 en el Círculo de Bellas Artes de Madrid alrededor de la figura de Orfeo, “un héroe mítico –explican los editores en su Introducción- muy particular, quizá el más extraño de la antigua mitología griega, entre músico enamorado y mágico cantor, muy conocido por el amor a su mujer Eurídice, por la que cruzó la frontera del mundo de los muertos. (…) Pero, además, su figura es tal vez la que más ha inspirado a la posteridad como símbolo del creador y de su anhelo por perdurar en el amor y en la música (…) y ciertamente, triunfar de la muerte.”
Orfeo es el padre de la música y el fundador mítico de la poesía lírica, el que bajó a los infiernos y regresó frustrado de donde nadie vuelve, del mundo de los muertos, el artista que se cruza con la muerte y por un momento triunfa sobre ella y sobre el olvido.
Una figura que inspiró los cultos órficos y que recorre la historia del arte y de la cultura con la magia de su música y con su conflictiva relación con el amor y la muerte. Junto con Prometeo al que le vincula una semejante potencia trasgresora y una común y dolorosa conciencia de los límites, Orfeo es el más vivo de los mitos clásicos: tiene una presencia constante la cultura occidental y su presencia forma una parte esencial del imaginario artístico y amoroso de la historia del arte y la literatura.
Entre la poética, la mitología y la filosofía, Orfeo representa el poder de la armonía de la música y de la creatividad de la poesía para ordenar el mundo frente al caos.
De la poesía de Ovidio a la ópera inaugural de Claudio Monteverdi, de los sonetos de Rilke al cine de Cocteau pasando por Víctor Hugo o la iconografía cristiana, autores como Carlos García Gual, Fernando R. de la Flor, Pilar Pedraza o Alberto Ávila Salazar exploran, entre el ensayo y la ficción, la presencia de Orfeo -"el viudo en el laberinto” lo llama Pilar Pedraza en el rastreo minucioso de su huella- en la poesía española de los Siglos de oro, en la pintura, la escultura, el teatro, la música o el cine.
"El arte es el poder por el cual la noche se abre,” titula Hugo Castignani su análisis del mito de Orfeo el oscuro en Mauricio Blanchot antes de que cierre el libro un espléndido epílogo narrativo ("Damnatio ad Bestias") en el que Alberto Ávila Salazar evoca a través de Werner Herzog y David Lynch la presencia del orfismo en su cine.
Un mito órfico que nos descubre que el infierno no es más que el pasado irreversible en el que Orfeo estuvo con Eurídice. Lo resumen con brillantez estas palabras de Fernando Broncano y David Hernández de la Fuente: “El infierno no es sino lo que fuimos. Lo sabe Orfeo.”
Santos Domínguez