María Sanz.
El primer reino.
Agua Clara. Alicante, 2015
Y no mires atrás. Contémplate en las huellas
que el albero guardó con ternura de nido,
porque, tarde o temprano, supo que volverías
a posar en su espejo tu innata soledad
escribe María Sanz en el poema que cierra su libro El primer reino, con el que ganó el Premio Tardor de Poesía en su última edición.
Un recorrido intenso y sereno por la memoria del tiempo y de los lugares de la infancia a través de los sentidos y el sentimiento, pero sobre todo por medio de la palabra templada de la poeta, que obra el milagro de recuperar el pasado y habitar ese primer reino inmune a las devastaciones de la edad y el desengaño.
Con la fuerza de los sentidos que despiertan la memoria involuntaria, una memoria de lugares y asombros, de la finca en el campo – Aunque no puedes verla , sigue estando / en un rincón vacío de tus ojos-, de la higuera que aún da sombra desde un tiempo que continúa todavía, un tiempo en el que siguen subiéndose y bajándose las persianas de esparto de la casa y se oye el zureo de las palomas.
Memoria de los sentidos que evocan la luz y el agua de un reino primerizo donde nunca / llegó a ponerse el sol interiormente, entre un pozo y los pájaros, la luna y los rosales, la magia de la radio y los tebeos, los huertos y las tardes, las noches de verano con sus damas de noche.
Y la nostalgia, porque todo fue tuyo a cambio de marcharte.
Santos Domínguez