Rafael Sánchez Ferlosio.
Campo de retamas.
Pecios reunidos.
Literatura Random House. Barcelona, 2015.
'Es por el beso, no por las monedas.' Así dice en el árbol del ahorcado, escribe Rafael Sánchez Ferlosio en uno de los pecios reunidos en el volumen Campo de retamas, que publica Random House.
Porque la verdad, como decía Poe por boca de Dupin y como recuerda Sánchez Ferlosio en el texto epilogal (Como a manera de epílogo) “no siempre está dentro de un pozo” y “en lo que se refiere al conocimiento más importante, la verdad es siempre superficial”, estos textos huyen del “fraude de la profundidad, fetiche de los necios" del que advierte en el pecio inicial, Como a manera de prólogo.
Entre esos dos textos que enmarcan el conjunto, Campo de retamas recoge los pecios completos de Ferlosio: los inéditos y dispersos en prensa, los publicados en 2002 en La hija de la guerra y la madre de la patria, los que aparecieron en 1994 en el volumen Vendrán más años malos y nos harán más ciegos. Y, finalmente, una serie de cartas al director reconvertidas en pecios, esos restos que flotan en la superficie del mar tras un naufragio y que aparecen ahora en una edición preparada por Ignacio Echevarría y revisada, purgada, pulida o matizada por el propio autor.
A medio camino entre las reflexiones y los tanteos del Juan de Mairena machadiano, las anotaciones marginales y los aforismos de los moralistas franceses del XVII, estos textos breves abarcan un amplio espectro temático en el que se suceden el cine y la guerra, el deporte y el patriotismo, la realidad problemática de España, la cultura o la educación, muchas veces a partir de materiales periodísticos,
Pero esa variedad temática la unifica una mirada crítica y desengañada que no elude en su exigencia ética e intelectual la autocrítica, que huye siempre de la ocurrencia ingeniosa, de la burbuja chispeante, de los fuegos de artificio y que evita el alambicamiento de la prosa tanto como la simpleza de la frase.
Hay en estos pecios una conjunción ejemplar de pensamiento y escritura, de lucidez y buena prosa,de pesimismo y curiosidad intelectual. Y en estas reflexiones ocupa siempre el lenguaje un espacio central, con una crítica especial a las lexicalizaciones como síntoma de la rutina y de la pereza mental que tiende a repetir fórmulas gastadas hasta convertirlas en tópicos verbales.
Santos Domínguez