Economistas
aterrados.
La espiral
de la austeridad.
España
intervenida.
Traducción
de
Santiago Martín Bermúdez.
Pasos
perdidos. Barcelona, 2012.
En
esta nueva entrega de los Economistas aterrados, La espiral
de la austeridad. España
intervenida, que publica Pasos perdidos, Thomas
Coutrot, Henri Sterdyniak, Benjamin
Coriat y Dany Lang. continúan con sus críticos
análisis de las políticas económicas de la Unión Europea. Por un
lado denuncian el diagnóstico errado, pues en su opinión la crisis
no se inició por el déficit excesivo de los estados, sino por la
desregulación financiera mundial promovida por los economistas
neoliberales, que permitió, entre otras prácticas lamentables, la
formación de gigantescas burbujas inmobiliarias en varios países.
Pero por otro lado manifiestan que tampoco la terapia es la correcta:
la austeridad sólo conduce a la recesión y al crecimiento del paro,
sin que el déficit y la deuda se solucionen.
Pero
esto ya lo habían explicado en 2010 en su manifiesto fundacional.
Ahora añaden una nueva denuncia: la Unión Europea, un supraestado
de escasa legitimidad democrática, ha tomado decisiones que vacían
de participación ciudadana importantes decisiones políticas. El
llamado Pacto Presupuestario conducirá a que todos los países
incluyan en sus Constituciones modificaciones que impiden que los
parlamentos nacionales sean autónomos a la hora de diseñar la
política económica de cada estado.
En
España ya se modificó la Constitución en septiembre de 2011 y si
no recuerdan el referéndum es porque no lo hubo. Casi no hubo ni
debate.
Con
estas medidas la Soberanía se transfiere a unos organismos europeos
poco o nada representativos, que tras unos cálculos que los autores
del libro consideran opacos, cuando menos, pueden obligar a un país
a aplicar una serie de recortes sin tener en cuenta que esa actuación
provoque un daño económico y social insufrible.
Los
autores no sólo denuncian que el procedimiento es antidemocrático,
sino también que el objetivo no es otro que desmantelar el estado
social.
Frente
a estas políticas europeas erradas, antidemocráticas, crueles y
cargadas de objetivos perversos, las propuestas de Economistas
aterrados son fácilmente comprensibles: controlar la especulación
financiera mundial, conseguir que los países con problemas de deuda
paguen unos tipos de interés razonables, prohibir los paraísos
fiscales, obligar a que los bancos se dediquen a la gestión del
crédito (controlando sus ambiciones especulativas), tomar medidas
fiscales que consigan, por ejemplo, que los multimillonarios no
puedan pagar menos porcentaje de impuestos que sus chóferes...
Ojalá
estas denuncias y estas propuestas se concretaran en una fuerza
política que, por un lado inquietase, aunque sólo fuera un poco, a
los privilegiados que provocaron la catástrofe; y por otro a los
demás, nos trajese un poco de esperanza.
Jesús
Tapia