Poe, Baudelaire, Mallarmé, Valéry, Eliot.
Matemática tiniebla.
Genealogía de la poesía moderna.
Idea, selección y prólogo de Antoni Marí.
Traducción de Miguel Casado y Jordi Doce.
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. Barcelona, 2011.
Matemática tiniebla.
Genealogía de la poesía moderna.
Idea, selección y prólogo de Antoni Marí.
Traducción de Miguel Casado y Jordi Doce.
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. Barcelona, 2011.
En una matemática tiniebla dejó retratado a Poe el Canto general de Pablo Neruda. Ese aparente oxímoron resalta la paradoja del escritor alucinado y visionario que proyectó su lucidez y su premeditación en el análisis de los mecanismos del cuento y la poesía.
De esa cita nerudiana toma título esta Matemática tiniebla, el volumen preparado por Antoni Marí que acaba de publicar Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. En él se reúnen cuatro textos de Poe sobre la poesía, la composición y el poder de las palabras y otros veinticinco ensayos de Baudelaire, Mallarmé, Valéry y Eliot que se reúnen por primera vez en un solo libro.
Poe escribe sobre la poesía, Baudelaire sobre Poe, sobre su vida y su obra y sobre la génesis de un poema.
Mallarmé escribe sobre Poe, sobre el demonio de la analogía, la música y las letras.
Valéry escribe sobre Poe, sobre Baudelaire, sobre Mallarmé y sobre la poesía.
T.S. Eliot escribe sobre Poe, sobre Baudelaire, sobre Valéry y sobre el talento individual y la tradición.
Y Antoni Marí escribe sobre todos ellos y sobre la tradición, el talento y la poesía en su prólogo, Unas notas para Matemática tiniebla.
La cadena crítica que arranca de Poe y de su decisiva influencia –más por la teoría poética que por su práctica- es más que evidente en la configuración de la poesía contemporánea, desde el simbolismo y su profeta norteamericano hasta el modernismo de Eliot, otro norteamericano incorporado por voluntad y por destino a la tradición europea.
Estos treinta textos constituyen un corpus teórico esencial para entender las claves de la tradición poética europea del siglo XX que fijan unos cuantos poetas fundamentales que sembraron el germen de la poesía contemporánea, ejercieron la crítica desde dentro de la poesía y abrieron nuevos caminos literarios que responden a lo que Eliot definía en estas líneas:
en la segunda mitad del siglo XX fue Francia la que contribuyó de manera más decisiva a la poesía europea. Me refiero a la tradición que comienza con Baudelaire y culmina con Paul Valéry. Me aventuro a decir que sin esta tradición francesa la obra de tres poetas de otras lenguas, (...) muy distintos entre sí -W.B. Yeats, Rainer Maria Rilke, y si se me permite, a quien les habla-, sería difícilmente concebible.
Llama la atención en esa cita de Eliot la ausencia de Poe, al que Eliot despreciaba, pero que a la vista de esta Matemática tiniebla es la raíz de la teoría y la práctica poética de Baudelaire, Mallarmé y Valéry.
Eliot, que se sentía parte de la tradición iniciada por Baudelaire, era, malgré lui, heredero de aquel poeta irresponsable, de aquel Poe que utilizaba y proponía la materia fonética como base del tejido poético.
Y es que, aunque Eliot sospechó que los simbolistas franceses admiraban a Poe porque no lo habían entendido, ya dejó claro Borges en los años cuarenta que Poe encabezaba la genealogía poética moderna, porque era padre de Baudelaire, que engendró a Mallarmé, que engendró a Valéry.
Que engendraron a Eliot, habría que añadir para cerrar el círculo sin faltar a la verdad, porque el propio Eliot se reconocía como heredero de esa tradición simbolista y por tanto como tataranieto de Poe.
Muchos de los textos que reúne Matemática tiniebla son ya clásicos en el paradigma de la poesía contemporánea, algunos les resultarán familiares a los iniciados. Están aquí El principio poético y La poética de la composición de Poe, su defensa de la poesía como efecto, la idea del poema como objeto rítmico, como partitura, la magia musical del ritmo enumerativo y de la concatenación.
Y en esa misma línea de la sugerencia y la intensidad de sensaciones del poema se mueven Baudelaire, con sus ensayos canónicos sobre Poe, y Valéry con sus reflexiones sobre Poe y Baudelaire y sus iluminaciones sobre Mallarmé y el espíritu del simbolismo.
O las reflexiones de Eliot sobre el trazado poético que va desde Poe hasta Valéry a través de Baudelaire y Mallarmé.
Ensayos y reflexiones escritos con conciencia creativa y con un análisis del método y los mecanismos poéticos, siempre en el límite de lo comprensible o sobrepasándolo para recomponer la fractura entre el mundo y la palabra que lo nombra o lo sugiere, más allá del significado, porque -como defendía Valéry- un poema no debe significar, sino ser.
La novedad que aporta el volumen que reúne estas reflexiones teóricas – traducidas por los poetas Miguel Casado y Jordi Doce- es que constituye no sólo una guía del simbolismo, sino también una introducción imprescindible a la génesis, a la concepción y al desarrollo de la poesía del siglo XX.
Una poesía que habita en un difícil equilibrio entre sonido y sentido, entre forma y significado, entre palabra y música, entre imaginación y precisión, entre tiniebla y matemática, porque, como escribía Eliot en La tradición y el talento individual:
el mal poeta es normalmente inconsciente cuando debería mostrarse consciente, y consciente cuando debería mostrarse inconsciente. Ambos errores tienden a convertirle en un poeta «personal». La poesía no es un dejar huir la emoción sino una huida de la emoción; no es la expresión de la personalidad sino una huida de la personalidad. Pero, por supuesto, sólo aquellos que tienen personalidad y emociones saben lo que significa querer escapar de tales cosas.
De esa cita nerudiana toma título esta Matemática tiniebla, el volumen preparado por Antoni Marí que acaba de publicar Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. En él se reúnen cuatro textos de Poe sobre la poesía, la composición y el poder de las palabras y otros veinticinco ensayos de Baudelaire, Mallarmé, Valéry y Eliot que se reúnen por primera vez en un solo libro.
Poe escribe sobre la poesía, Baudelaire sobre Poe, sobre su vida y su obra y sobre la génesis de un poema.
Mallarmé escribe sobre Poe, sobre el demonio de la analogía, la música y las letras.
Valéry escribe sobre Poe, sobre Baudelaire, sobre Mallarmé y sobre la poesía.
T.S. Eliot escribe sobre Poe, sobre Baudelaire, sobre Valéry y sobre el talento individual y la tradición.
Y Antoni Marí escribe sobre todos ellos y sobre la tradición, el talento y la poesía en su prólogo, Unas notas para Matemática tiniebla.
La cadena crítica que arranca de Poe y de su decisiva influencia –más por la teoría poética que por su práctica- es más que evidente en la configuración de la poesía contemporánea, desde el simbolismo y su profeta norteamericano hasta el modernismo de Eliot, otro norteamericano incorporado por voluntad y por destino a la tradición europea.
Estos treinta textos constituyen un corpus teórico esencial para entender las claves de la tradición poética europea del siglo XX que fijan unos cuantos poetas fundamentales que sembraron el germen de la poesía contemporánea, ejercieron la crítica desde dentro de la poesía y abrieron nuevos caminos literarios que responden a lo que Eliot definía en estas líneas:
en la segunda mitad del siglo XX fue Francia la que contribuyó de manera más decisiva a la poesía europea. Me refiero a la tradición que comienza con Baudelaire y culmina con Paul Valéry. Me aventuro a decir que sin esta tradición francesa la obra de tres poetas de otras lenguas, (...) muy distintos entre sí -W.B. Yeats, Rainer Maria Rilke, y si se me permite, a quien les habla-, sería difícilmente concebible.
Llama la atención en esa cita de Eliot la ausencia de Poe, al que Eliot despreciaba, pero que a la vista de esta Matemática tiniebla es la raíz de la teoría y la práctica poética de Baudelaire, Mallarmé y Valéry.
Eliot, que se sentía parte de la tradición iniciada por Baudelaire, era, malgré lui, heredero de aquel poeta irresponsable, de aquel Poe que utilizaba y proponía la materia fonética como base del tejido poético.
Y es que, aunque Eliot sospechó que los simbolistas franceses admiraban a Poe porque no lo habían entendido, ya dejó claro Borges en los años cuarenta que Poe encabezaba la genealogía poética moderna, porque era padre de Baudelaire, que engendró a Mallarmé, que engendró a Valéry.
Que engendraron a Eliot, habría que añadir para cerrar el círculo sin faltar a la verdad, porque el propio Eliot se reconocía como heredero de esa tradición simbolista y por tanto como tataranieto de Poe.
Muchos de los textos que reúne Matemática tiniebla son ya clásicos en el paradigma de la poesía contemporánea, algunos les resultarán familiares a los iniciados. Están aquí El principio poético y La poética de la composición de Poe, su defensa de la poesía como efecto, la idea del poema como objeto rítmico, como partitura, la magia musical del ritmo enumerativo y de la concatenación.
Y en esa misma línea de la sugerencia y la intensidad de sensaciones del poema se mueven Baudelaire, con sus ensayos canónicos sobre Poe, y Valéry con sus reflexiones sobre Poe y Baudelaire y sus iluminaciones sobre Mallarmé y el espíritu del simbolismo.
O las reflexiones de Eliot sobre el trazado poético que va desde Poe hasta Valéry a través de Baudelaire y Mallarmé.
Ensayos y reflexiones escritos con conciencia creativa y con un análisis del método y los mecanismos poéticos, siempre en el límite de lo comprensible o sobrepasándolo para recomponer la fractura entre el mundo y la palabra que lo nombra o lo sugiere, más allá del significado, porque -como defendía Valéry- un poema no debe significar, sino ser.
La novedad que aporta el volumen que reúne estas reflexiones teóricas – traducidas por los poetas Miguel Casado y Jordi Doce- es que constituye no sólo una guía del simbolismo, sino también una introducción imprescindible a la génesis, a la concepción y al desarrollo de la poesía del siglo XX.
Una poesía que habita en un difícil equilibrio entre sonido y sentido, entre forma y significado, entre palabra y música, entre imaginación y precisión, entre tiniebla y matemática, porque, como escribía Eliot en La tradición y el talento individual:
el mal poeta es normalmente inconsciente cuando debería mostrarse consciente, y consciente cuando debería mostrarse inconsciente. Ambos errores tienden a convertirle en un poeta «personal». La poesía no es un dejar huir la emoción sino una huida de la emoción; no es la expresión de la personalidad sino una huida de la personalidad. Pero, por supuesto, sólo aquellos que tienen personalidad y emociones saben lo que significa querer escapar de tales cosas.
Santos Domínguez