2/5/09

Poesía completa de Bergamín



José Bergamín.
Poesías completas I.
Edición de Nigel Dennis.
Pre-Textos. Valencia, 2009.


Después de que haya pasado más de un cuarto de siglo desde su muerte, se reúne la Poesía completa de José Bergamín (Madrid, 1897 -Fuenterrabía, 1983) en una coedición de la editorial Pre-Textos y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales.

Nigel Dennis es el responsable de esta edición, que recopilará toda la obra en verso de Bergamín en dos volúmenes. El primer tomo recoge todos sus libros de poesía, desde los primeros, Rimas y sonetos rezagados y Duendecitos y coplas, que publicó tardíamente, después de su primer regreso a España en 1958, hasta los últimos, Esperando la mano de nieve –quizá su culminación poética- y Canto rodado, pasando por La claridad desierta y Del otoño y los mirlos.

José Esteban, que editó su poesía casi completa en los años ochenta en Turner, lo definió como “un auténtico fantasma en el mundo cultural español.” Y sin embargo, su figura tuvo una importancia decisiva en el 27 desde su primer libro, El cohete y la estrella, una temprana colección de aforismos de 1923, y sobre todo con la fundación y dirección de Cruz y Raya, revista de afirmación y negación.

Ya en el exilio, tuvo también un papel destacado con la Editorial Séneca, en la que publicó la primera edición de Poeta en Nueva York en 1940 y las obras completas de Antonio Machado.

Inclasificable y complejo, ingenioso y contradictorio, claro y difícil, católico y heterodoxo, no hay un solo Bergamín, sino muchos (el ensayista, el crítico, el disidente, el aforista, el editor, el dramaturgo), como señala Nigel Dennis en su estudio introductorio.

Aunque ya los aforismos de El cohete y la estrella tenían un innegable fondo lírico, uno de esos Bergamines, el más raro, el más tardío, es el que empezó a publicar su poesía en 1962, casi a sus setenta años, tras volver a España:

Mi poesía es rezagada
porque se ha quedado en mí
como un remanso de agua.

Como una corriente clara
que transparenta hasta el fondo
del cauce que la remansa.

Se me ha quedado en el alma
posando la turbulencia
sonora de mis palabras.

Como una voz que se apaga
y va abriéndole al silencio
su música más callada.

Conceptista y seca, es una poesía heredera de los escritores barrocos y del Machado proverbial y neopopularista de las coplas:

Y yo, español rabioso y sin blanca –escribía Bergamín en una carta de 1955- ¿qué voy a hacer mejor que coplas? Cantar a mi modo: esquelético, duendístico y musarañero. Respirar por la herida. Y no sé por cuál... ¡Tengo tantas! Por cualquiera de ellas.

Una poesía nieta de los sonetos de Quevedo, afilada como la figura y la inteligencia de Bergamín, ocurrente y honda, reflexiva e ingeniosa, irónica y moralizadora, llena de paradojas y de quiebros verbales. Una poesía conceptuosa a veces, chispeante otras, que combina la preocupación por dos temas centrales, la muerte y el amor, con la religiosidad problemática de su autor:


No te entiendo, Señor, cuando te miro
frente al mar, ante el mar crucificado.
Solos el mar y tú. Tú en cruz anclado,
dando a la mar el último suspiro.


No sé si entiendo lo que más admiro:
que cante el mar estando Dios callado;
que brote el agua, muda, a su costado,
tras el morir, de herida sin respiro.


O el mar o tú me engañan, al mirarte
entre dos soledades, a la espera
de un mar de sed, que es sed de mar perdido.


¿Me engañas tú o el mar, al contemplarte
ancla celeste en tierra marinera,
mortal memoria ante inmortal olvido?


El segundo tomo incluirá, además de la poesía dispersa que Bergamín publicó en revistas y periódicos, un considerable conjunto de poemas inéditos.

Santos Domínguez