27/12/07

Te devolverán las mareas


Andrés Jorge.
Te devolverán las mareas.
Hipálage. Osuna (Sevilla), 2007.

Safo, Izumi, Virginia, Ofelia son las cuatro partes en que se organiza Te devolverán las mareas, que Andrés Jorge, escritor cubano afincado en México desde hace más de quince años, publicó en 1998 en Planeta México y que se reedita en España con el sello de la editorial sevillana Hipálage.

Cuatro nombres de mujer, cuatro escritoras de distintos tiempos y lugares, unidas por la pasión literaria, por la búsqueda de la libertad expresiva y personal, por su solitaria condición insular y su homosexualidad abierta o encubierta, problemática o asumida con valentía.

Lo explica el cuarto pesonaje femenino, Ofelia Ibarra, la escritora cubana emigrada a Australia, que se ve a sí misma como la última convocada a un extraño rito inmemorial:

Safo, Izumi Shikibu, Virginia Woolf, mujeres dispersas por las islas del mundo, llevaban en sí como nadie su condición de isleñas, su soledad de islas. Y como ellas, desde siempre, yo he escuchado la llamada ancestral, pródiga. Más de una vez he despertado con el fragor de las mareas en la piel. Siento miedo, pero no terror. Todo ha llegado a transmutarse en simple curiosidad: ¿qué veré finalmente cuando se descorra el velo?

El mar y la palabra, las islas y el tiempo, el amor y la ausencia son los temas y los paisajes rituales de una indagación profunda, inteligente y sensible a la vez, en el mundo de la misteriosa creatividad femenina.

Con prosa tensa y vibrante y con evidente solvencia narrativa, Andrés Jorge plantea, entre suicidios por agua, ritos de purificación y reencarnaciones, una novela en cuatro partes unitarias, con cuatro historias vinculadas entre sí no sólo por los temas antedichos, sino por un tiempo y un espacio que más allá de la geografía y las épocas es uno y el mismo porque habla de la condición humana en Lesbos o en Osaka, en Australia o en Londres:

Y seré yo misma en una próxima vida y en otra, no seré hombre, ni caballo, ni hiladora, ni madre de diez hijos, seré yo, Sei Shônagon, con otra piel y otra carne sobre mis huesos, con otro nombre, pero yo, haré las mismas cosas, pensaré igual, seré escritora, seré una mujer sensible y arrogante. Porque lo que se reencarna es el espíritu, y ese espíritu es lo que vuelve a nutrir otro tiempo, a asentarse en un lugar donde fuerzas superiores a nosotros deciden que estemos de nuevo.
Mayra Vela Muzot