18/12/14

Navidades de libro. Poesía



Charles Baudelaire.
Las flores del mal.
Versión al español e introducción 
de Manuel J. Santayana.
Fotografías de Fiona Morrison
Vaso Roto. Madrid, 2014.

Con una memorable versión de Manuel J. Santayana y con una espléndida serie fotográfica de la artista Fiona Morrison, Vaso Roto publica en edición bilingüe Las flores del mal, un libro esencial en el nacimiento de la poesía contemporánea.

Baudelaire vivió entre 1821, el mismo año que murió Napoleón, y 1867, el año en que Marx publicaba El capital. Entre esas dos fechas capitales y simbólicas transcurrió la vida de uno de los fundadores de la literatura contemporánea, del autor que más ha influido en la poesía del último siglo y medio, no sólo por haber creado el género del poema en prosa, una de las formas características de la modernidad, sino por haber incorporado en su obra alguno de los temas fundamentales de esa misma modernidad, como el reflejo de una identidad borrosa y desvanecida, la obsesión por el paso del tiempo o los paisajes urbanos de una ciudad que no es sólo el fondo, sino el centro y el tema de su poesía, como explica Manuel J. Santayana en su prólogo Baudelaire. Los rostros y las máscaras del poeta.

Con ese libro explosivo se abría un abismo insalvable con la poesía anterior. Seguramente se inauguraba así desde 1857 la poesía contemporánea, porque a partir de Las flores del mal, pese a la indiferencia de los críticos venales de la época, pese a la condena del libro en los tribunales, ya no se podrá seguir escribiendo poesía como hasta entonces. Pero al margen de su importancia histórica y de su potencia germinal como fundadora del canon del que surge la poesía contemporánea, Las flores del mal tienen una virtud más alta: mantienen intacta su capacidad para conmover y para sorprender al lector actual.


Luis Alberto de Cuenca. 
Cuaderno de vacaciones. 
Visor Poesía. Madrid, 2014.

Escritos entre los veranos de 2009 y 2012, más de la mitad de los poemas de Cuaderno de vacaciones están fechados ese último año, al que corresponden cinco de las ocho partes en que se organiza el libro.

Unos poemas que armonizan contrarios y fusionan cultura y vida, comunicación y conocimiento, lenguaje literario y lenguaje cotidiano para dar lugar a una poesía figurativa que tiene sus referencias temáticas en asuntos como el amor, la memoria o la amistad, su marco espacial en los ambientes urbanos y sus modelos formales en la narratividad, el hiperrealismo y la línea clara. 

Y aunque en algún momento parece triunfar el alba milagrosa y las “victoriosas mañanas” derrotan momentáneamente a un mundo que no es más que un desvaído infierno sin colores y sin formas, los poemas del Cuaderno de vacaciones se sitúan en un territorio cada vez más sombrío, en las profundidades de mí mismo,/ donde la angustia, donde la ansiedad.

Más allá de las máscaras que ha ido dejando por el camino en estos cuarenta años, este es seguramente el libro más confesional de Luis Alberto de Cuenca, el más claro y el más oscuro de los suyos, el más auténtico y potente de una trayectoria en la que el personaje poético se ha ido acercando cada vez más explícitamente al sujeto real.




José Ángel Valente.
Poesía completa.
Edición de Andrés Sánchez-Robayna.
Galaxia Gutenberg / Círculo de lectores.
Barcelona, 2014.

Yo fui un joven escritor en un tiempo sombrío, recordaba Valente en 1996, mirando desde lejos ya su trayectoria poética, exigente y rigurosa como pocas, una trayectoria creciente desde A modo de esperanza hasta la primera inflexión importante que supuso Material memoria y culmina en El fulgor y en No amanece el cantor, en una evolución marcada por la coherencia y la depuración. Porque Valente es un poeta de indiscutible importancia y de innegable incidencia incluso entre quienes se sienten distantes de su poesía, de su poética y de sus juicios jupiterinos.

Galaxia Gutenberg/ Círculo de lectores reedita su poesía completa, que recoge la trayectoria poética de un escritor total, de trayectoria tan personal como decisiva para la poesía española contemporánea. Es la palabra poética por la que se desciende a las infinitas capas de la memoria en una obra que no deja de crecer hacia lo hondo del ser.




William Shakespeare.
Sonetos.
Traducción de Jenaro Talens.
Introducción y notas de Richard Waswo.
Letras Universales Cátedra. Madrid, 2014.

No es una mera edición más de los Sonetos de Shakespeare. Tanto el espléndido estudio introductorio y las notas de Richard Waswo como la afinadísima traducción en alejandrinos de Jenaro Talens convierten esta edición bilingüe que publica Letras Universales Cátedra en un modelo de referencia entre la docena larga de traducciones que se han publicado en España en los últimos años de esta cima de la poesía occidental.

Una cima de Shakespeare en la que, como explica el prólogo, “la fuerza, la belleza y el brillo del lenguaje, la complejidad de la sintaxis y la sutileza de los ritmos parecen perfectamente acordes con la variedad estilística de la mejor poesía que despliegan sus obras de teatro” y son el cauce de expresión en estos sonetos del “análisis más completo y variado del tema central de toda la tradición: la psicología moral del amor.”

Los Sonetos, que se publicaron en 1609 y que entonces pasaron casi desapercibidos, son hoy, tras cuatro siglos de controversias y enigmas, la parte más viva y conocida de la poesía de Shakespeare. Ciento cincuenta y cuatro textos de una belleza turbulenta que siguen, después de tanto tiempo, tan desafiantes y tan resistentes al asedio crítico como el primer día.

La desconcertante convivencia que hay en ellos de sutileza y grosería y la rareza de sus personajes –el amigo joven, el poeta rival, la dama oscura-, su opaca secuencia argumental siguen planteando interrogantes al lector actual, que no puede dejar de asombrarse ante la modernidad de unos textos de enorme calidad que en cada traducción parecen adquirir nuevos matices y nuevos brillos.


Antonio Cabrera.
Montaña al sudoeste
(Antología poética).
Selección y prólogo de Josep M. Rodríguez.
Renacimiento. Sevilla, 2014.

“Realidad y conciencia (Ocho invitaciones a la poesía de Antonio Cabrera)” titula Josep M. Rodríguez el prólogo que ha escrito para presentar Montaña al sudoeste, la selección de poemas de Antonio Cabrera que ha reunido en un volumen que publica Renacimiento.

Desde En la estación perpetua a los cinco inéditos que cierran la antología, el lector tiene aquí la posibilidad de leer los textos más representativos de Con el aire o Piedras al agua, en los que confluyen, como señala Rodríguez. “la emoción, la mirada y la inteligencia” en un ejercicio de contención que da a estos poemas una intensidad luminosa y una armonía rítmica que constituye una de sus señas de identidad.

La poesía de Antonio Cabrera es una forma de ver y pensar el mundo con una mezcla de meditación y sensaciones por parte de un yo lírico emocionado y reflexivo que dialoga con el paisaje y el recuerdo y pasa del objeto al concepto a través de una mirada que oscila entre lo exterior y lo interior para indagar en lo hondo y explorar sus propios límites

La poesía de Antonio Cabrera se apoya en el mundo, es una reivindicación de los objetos como parte de nuestro propio ámbito. Y la delimitación de ese espacio propio desde el ritmo lento de llanto razonado con el que el poeta aborda la realidad está hecha también de tiempo, de una intensa temporalidad que surge de una mezcla de exaltación del instante presente y de melancolía sometida al freno de la serenidad y de la contención verbal, una actitud que resumen estos versos de Una poética: De luz y de abstracción/está rodeado/todo.




María Sanz.
La paz del abandono.
Renacimiento. Sevilla, 2014.

Lo triste permanece si hay un rastro / de larga inmolación, de oscura nieve / sobre la anatomía desbocada / que niega a los espejos su evidencia, escribe María Sanz en su último libro, La paz del abandono, que publica Renacimiento.

Amor, tiempo y soledad son los tres vértices del triángulo temático sobre el que se sustenta una poesía que encuentra su sentido en el cauce sereno de su verso y en los tres movimientos -percepción, contemplación y reacción- en que se conforma el poema, que se convierte en el lugar de encuentro de lo exterior y lo interior, de la subjetividad que va, con versos escuetos y recogidos, volcados hacia dentro y dichos en voz baja, desde el corazón hasta la palabra, a través de la música.

Porque en los poemas de María Sanz suena al fondo la música de Schubert, el oboe de Bach o el violín de Vivaldi, siempre en un solo virtuoso y atormentado que brilla con el tibio resplandor de su palabra.

Como en el resto de su obra, el lector contempla en estos versos el recorrido emocional de María Sanz, dueña de una voz poética potente y propia, clara y verdadera.


Julio Mariscal Montes.
Poesía completa.
Introducción de Blanca Flores Cueto.
La Isla de Siltolá. Colección Arrecifes. Sevilla, 2014.

Cuando se van a cumplir casi cuatro décadas de la muerte del poeta, se acaba de dar un paso definitivo en la recuperación de la poesía de Julio Mariscal con la publicación de su Poesía completa en un volumen preparado por Blanca Flores Cueto, autora del amplio estudio introductorio, en la renovada colección Arrecifes en La isla de Siltola. Se rescata así a un poeta imprescindible del oscuro pozo de silencio en el que se le había desterrado y que no era solamente consecuencia de su aislamiento en Arcos de la Frontera o de su confinamiento en Paterna de Rivera, sino el precio de la homosexualidad que vivió de manera muy conflictiva y que marcó decisivamente su existencia y su escritura desgarrada.

Entre el existencialismo torturado de Corral de muertos, un Spoon River gaditano, y el póstumo Aún es hoy, la poesía de Julio Mariscal se mueve en el cruce del amor y de la muerte, entre la mirada al paisaje horizontal de los trigales y el sentimiento de culpa de su religiosidad atormentada y problemática. Y entre esos dos títulos, libros como Pasan hombres oscuros, con el amor como respuesta a la destrucción del tiempo; los espléndidos sonetos penitenciales de Quinta palabra, en los que proyectó su propio viacrucis; la poesía social de Tierra de secanos, con el paisaje de Paterna al fondo y la pobreza del campesino en primer plano; o Tierra, posiblemente su mejor obra. Un libro de 1965 construido sobre la polisémica metáfora del título, que evoca el tiempo y el amor desde la raíz trágica y telúrica que alimenta la poesía potente de Julio Mariscal, de cuyo mundo poético dan idea versos como estos: Nacemos muertos ya. Somos tan muertos / ahora que gozamos o luchamos, / ahora que vamos deshojando estrellas.



Enrique Zumalabe Ramblado.
Además del llanto.
La Isla de Siltolá. Sevilla, 2014.

Además de ser llanto, me abandono / me derramo en tus manos como música fácil.

Entre la elegía y la oda, entre la memoria personal del amor perdido y la celebración del presente, las biografías imprecisas, los recuerdos borrosos y tristes de los padres y los abuelos, la muerte y el alzheimer, los hermanos y los amigos habitan los poemas de Además del llanto, de Enrique Zumalabe, que publica La Isla de Siltolá en su colección Tierra.

Están en ellos la infancia y la juventud evocadas desde el presente de una voz que desde su tono coloquial establece una conversación consigo mismo más que con el otro, una conversación afectiva que exige complicidad y busca explicarse un presente conflictivo o celebrar la vida (Celebro que estoy vivo) o el amor en los seis poemas eróticos de una de las secciones de un libro escrito por quien sabe que sin música no hay poema y que la falta de memoria desahucia la conciencia.


Miguel Sánchez Gatell.
La lucidez del número.
Bartleby Editores. Madrid, 2014.

Los poetas ingleses no sangran: / solo dudan, escribe Miguel Sánchez Gatell en La lucidez del número, el volumen con el que Bartleby Editores recupera la voz poética de un autor cuyo silencio se prolongaba ya durante demasiados años.

Entre el ser y el estar, los poemas de La lucidez del número reconstruyen con palabras la memoria de un tiempo derrumbado en el mar innumerable, en esos océanos de ceniza que se quedan ya siempre con nosotros.

Un camino al silencio y al mar de los desnudos a través de la aritmética impar de la soledad, del número mínimo del límite y las sombras con poemas memorables en los que vive lo que no ha dejado de habitar el terreno de la poesía: el tiempo y el amor, la tierra y los recuerdos, los cuerpos sin futuro y sus huesos socavados por los años, el puro número primo en la memoria o la pureza perdida de lo previo, mientras al fondo hay niños que no llegan nunca a adultos / porque nadie les enseña el secreto de los códigos / y hay dehesas, dehesas, eternos encinares / llenísimos de ahorcados.


Santos Domínguez