18/6/14

Mientras nieva sobre el mar


Pablo Andrés Escapa.
Mientras nieva sobre el mar.
Páginas de Espuma. Madrid, 2014.

Entre un Robinsón inicial y un Náufrago final, los catorce relatos que Pablo Andrés Escapa reúne en Mientras nieva sobre el mar (Páginas de Espuma) construyen un conjunto variado en tonos, temas, registros, puntos de vista y técnicas narrativas, pero unido por distintos procedimientos de coherencia.

Si en Robinsón el narrador levanta en nueve meses un faro en medio de llanuras de trigo distantes quinientos kilómetros de la costa, reubica allí una biblioteca en espiral y sobre aquel horizonte de espigas ocurre el milagro del mar creciente, en Náufrago se produce su continuación argumental con la llegada del personaje que presagiaba una botella en la playa al final del primer relato.

Ese último texto recoge los temas que se han ido sucediendo en las doce narraciones centrales, vinculadas por los dos hilos conductores que de distintas y sutiles maneras aparecen en todos los relatos: la nieve y el mar que anuncia el título y que está también circularmente en la última frase del libro:

Y por primera vez desde que ocupo el faro, vi la pureza de la nieve que, al calor de una voz casi blanca, empezaba a derramarse sobre el mar.

Y el prodigio, que recorre estas páginas desde el principio hasta el final, en un tiempo sin tiempo o en un recorrido que se mueve entre lo contemporáneo y lo bíblico pasando por el XVII o el XIX.

En la delicadeza neotestamentaria de Figuras, como recién salidas de un cuadro de Murillo, en un Juan Ramón entrevisto en la memoria, en una carta del Conde de Gondomar, embajador de Felipe III en Londres, en el comedor de un barco en la nochebuena de 1900 o en el diario del barón de Büssenhausen, la mirada serena y profunda de Pablo Andrés Escapa va siempre un poco más allá y más hacia el fondo con la brújula admirable de su espléndida prosa. 

Eso es lo que se va a encontrar quien tenga la fortuna de leer estos relatos de Mientras nieva sobre el mar: la afirmación de la fábula que alcanza a la propia realidad, la celebración de la literatura y la reivindicación de la imaginación y del prodigio que enriquece la realidad con esa mirada capaz de descifrar el orden secreto de las cosas, porque sabe que esa una de las misiones más altas e irrenunciables de la escritura.

Santos Domínguez