Angela Carter.
La cámara sangrienta.
Ilustraciones de Alejandra Acosta.
Traducción de Jesús Gómez Gutiérrez.
Sexto Piso Ilustrado. Madrid, 2014.
En su imprescindible Psicoanálisis
de los cuentos de hadas, Bruno
Bettelheim indagó en las oscuras claves psicológicas de los cuentos infantiles:
los ritos de paso, las pulsiones sexuales, los complejos y las represiones, los
procesos de maduración de los personajes aportaban nuevas pautas de lectura que
se convierten en método de escritura en La cámara sangrienta, de Angela Carter
(Sussex, 1940-1992).
Los diez relatos que forman
parte de este volumen que acaba de publicar Sexto Piso Ilustrado aparecieron originalmente en 1979 y en ellos Angela Carter da una vuelta de
tuerca a las tramas, los protagonistas y las situaciones de los cuentos de
Perrault y otros recopiladores de ese tipo de relatos infantiles y folklóricos, crea a partir de ellos nuevas historias tan llenas de sugerencias perturbadoras como los textos que le sirven de referencia..
Una vuelta de tuerca en la que confluyen la base
tradicional, las interpretaciones psicoanalíticas o los textos de Sade para
reelaborar esa materia narrativa y abordar explícitamente desde una perspectiva
femenina las claves sexuales de estos relatos que vienen de un antiguo fondo
atávico, de viejos miedos y represiones, de una oscura sexualidad latente en un
mundo oscuro que también exploraron Bataille y el superrealismo
Porque en estos diez magníficos relatos esas pulsiones
latentes y simbólicas se convierten en descripciones patentes de una sexualidad
en la que conviven lo nocturno y lo celebratorio, lo luminoso y lo oscuro, el
placer y el miedo, las relaciones de dominio y poder, para dar lugar a lo que
la autora definió como cuentos góticos, cuentos crueles, cuentos de terror,
narrativas fabulosas que tratan directamente del imaginario del inconsciente.
Barba Azul, el cuento que se recrea en el relato La cámara
sangrienta que da título al volumen, La Bella y la Bestia, El gato con botas,
Caperucita Roja –con dos variantes distintas en sendos cuentos, una historia de
vampiros en La dama de la casa del amor, una asombrosa recreación de Alicia en
Lobalicia, son algunos de los puntos de partida de estos textos en los que
conviven lo gótico y el placer, la crueldad y la fantasía desde una perspectiva
femenina.
El estilo elaborado de Angela Carter se alimenta de una
sensualidad expresiva para generar un lenguaje potente y sensorial, pródigo en
descripciones plásticas y matizadas por un sabio uso del adjetivo sutil, de la
sensación irrepetible.
Esa excelente prosa, cuya matizada sutileza
ha sabido mantener en español Jesús Gómez Gutiérrez, se ha traducido en
imágenes por Alejandra Acosta, que capta plásticamente la potencia expresiva y
vital de estos diez sorprendentes y perturbadores relatos.
Santos Domínguez