19/12/11

El siglo de las Luces. 1692-1800


María-Dolores Albiac Blanco.
Historia de la Literatura Española.
4. Razón y sentimiento.
El siglo de las Luces. 1692-1800.
Crítica. Barcelona, 2011.

Crítica publica una nueva entrega de la imprescindible y renovadora Historia de la Literatura Española dirigida por José-Carlos Mainer, Razón y sentimiento. 1692-1800, un volumen centrado en el siglo de las Luces y del que se ha responsabilizado María-Dolores Albiac Blanco.

Fue el siglo de la razón en Europa y el que preparó el terreno para que el sentimiento y la sensibilidad exploraran nuevos caminos que confluirían en la explosión romántica.

Basta decir Bach, Mozart y Haydn; o Voltaire, Rousseau y Montesquieu; Kant y Newton; Samuel Johnson y Schiller; Goya y Tiepolo; Gulliver y Robinson, Sterne y Blake. Basta decir Enciclopedia, Revolución Francesa, Declaración de independencia de Estados Unidos, Casanova y Sade para definir un siglo decisivo en la historia occidental.

Pero el XVIII es en la problemática historia de España un siglo especialmente conflictivo, que arranca con una guerra de sucesión y se prolonga hasta otra guerra en 1808. En esos dos hechos traumáticos que enmarcan el siglo ocupa Francia, no por casualidad, un papel central.

Y en el centro de este periodo, uno de los episodios más vergonzosos de la historia de España, aquel motín de Esquilache en el que se concretó la endémica y desigual lucha de las dos Españas que acabó por cerrar el paso a la modernización.

Identificada con el fanatismo religioso y con la radicalidad conservadora de una de esas dos Españas, la España verdadera de las esencias tradicionales y los latifundios, la crítica ultramontana del siglo XIX, con Menéndez y Pelayo a la cabeza, se esforzó en desacreditar aquel siglo heterodoxo y rebajarlo a la condición mimética del afrancesamiento y la traición.

Feijoo, Forner, Luzán, Jovellanos, Mayans, Moratín, Cienfuegos, Cadalso o Meléndez son los nombres esenciales de aquel siglo de las luces en España, que tuvo su momento central en un neoclasicismo enmarcado entre las pervivencias tardobarrocas del rococó y los avances prerrománticos e irracionalistas que alimentaban la semilla del movimiento romántico.

A restaurar su importancia histórica y a desmontar las interpretaciones integristas se han venido dedicando desde el último tercio del siglo pasado eminentes historiadores de la cultura y la literatura.

Y en esa misma línea que revisa los prejuicios nacional-católicos y reivindica la importancia del movimiento ilustrado español se sitúa este volumen que afronta la producción literaria en el contexto de la difícil construcción de la modernidad, la dialéctica que enfrentó clericalismo y laicismo, fe y razón, privilegios y derechos.

Como en el resto de los tomos de esta colección, la segunda parte de la obra se centra en la relación del escritor con su mundo, en la organización cultural del proyecto reformista ilustrado: las academias y las tertulias, en las banderías estéticas e ideológicas que generaron textos como los que aparecen en la última sección de la obra.

Las pautas científicas, literarias y éticas de la Ilustración, la resistencia o la oposición que provocaron, la importancia de la educación y una nueva concepción de la literatura que antepone la ética a la estética, descarta el escapismo de la fantasía y equipara verdad y belleza son algunas de las claves que recorren los cincuenta y dos textos de apoyo de esa última sección en la que se recoge un panorama global de la teoría y la práctica de la escritura dieciochesca.

Santos Domínguez