Agustín Villar.
Razón de mudo.
Editora Regional de Extremadura. Mérida, 2008.
Razón de mudo.
Editora Regional de Extremadura. Mérida, 2008.
La de Agustín Villar (Salamanca, 1944) es una de las voces más interesantes, matizadas y rigurosas de la literatura que se escribe en Extremadura. Su ya larga trayectoria, acreditada en una variedad de registros que van de la poesía a la narrativa breve y pasa por el aforismo, culmina en su último libro, Razón de mudo.
Subtitulado Aprender a esperar, Razón de mudo es el resultado de un largo trabajo de cinco años de escritura rigurosa, una suma de géneros, literatura híbrida y mestiza que funde diversas técnicas y enfoques en sus textos: relato, autobiografía, poema en prosa, dietario y pensamiento aforístico son los diversos matices que adquiere la voz de Agustín Villar .
Literatura del fragmento y del yo que tiene su origen más poderoso en Cioran o Canetti y que dio lugar en la trayectoria del autor a dos libros (Ocelos y Crepusculario menor) en los que la reflexión da lugar a una mirada crítica que se dirige a la realidad. Una mirada hacia fuera, pero también, y quizá de manera más radical, hacia dentro. Una mirada distanciada y autocrítica que practica, a la manera kantiana, una crítica del juicio y de la razón práctica y que no elude ningún territorio, pero que está más cómoda en determinados lugares: la memoria, la reflexión sobre la escritura y la lectura, el compromiso ético y estético.
Entre lo íntimo y lo público, entre los textos construidos en tercera persona y aquellos en los que se combinan la segunda y la primera, Razón de mudo se construye con una estructura muy meditada que integra diversas piezas y se instala en el lugar en que se unen lo que está fuera y lo que está dentro, el yo y los demás, a medio camino entre quien mira el mundo y quien se mira a sí mismo desde fuera con la distancia del sueño y el relato, o se escucha desde lejos mientras reflexiona, mientras dice:
Es preciso aprender a esperar. A veces, la espera es una tensión, el aguardo del misterio de la palabra oculta. Otras, es una exigencia, un urgir el pensamiento, entre el azogue y la añoranza de la escritura que se reclama. Y casi siempre se instalan el silencio y la quietud. Razón de mudo.
Subtitulado Aprender a esperar, Razón de mudo es el resultado de un largo trabajo de cinco años de escritura rigurosa, una suma de géneros, literatura híbrida y mestiza que funde diversas técnicas y enfoques en sus textos: relato, autobiografía, poema en prosa, dietario y pensamiento aforístico son los diversos matices que adquiere la voz de Agustín Villar .
Literatura del fragmento y del yo que tiene su origen más poderoso en Cioran o Canetti y que dio lugar en la trayectoria del autor a dos libros (Ocelos y Crepusculario menor) en los que la reflexión da lugar a una mirada crítica que se dirige a la realidad. Una mirada hacia fuera, pero también, y quizá de manera más radical, hacia dentro. Una mirada distanciada y autocrítica que practica, a la manera kantiana, una crítica del juicio y de la razón práctica y que no elude ningún territorio, pero que está más cómoda en determinados lugares: la memoria, la reflexión sobre la escritura y la lectura, el compromiso ético y estético.
Entre lo íntimo y lo público, entre los textos construidos en tercera persona y aquellos en los que se combinan la segunda y la primera, Razón de mudo se construye con una estructura muy meditada que integra diversas piezas y se instala en el lugar en que se unen lo que está fuera y lo que está dentro, el yo y los demás, a medio camino entre quien mira el mundo y quien se mira a sí mismo desde fuera con la distancia del sueño y el relato, o se escucha desde lejos mientras reflexiona, mientras dice:
Es preciso aprender a esperar. A veces, la espera es una tensión, el aguardo del misterio de la palabra oculta. Otras, es una exigencia, un urgir el pensamiento, entre el azogue y la añoranza de la escritura que se reclama. Y casi siempre se instalan el silencio y la quietud. Razón de mudo.
Santos Domínguez